Crítica de SensaCine.com para Justicia para todos: Las fracturas del sistema

Cuando Norman Jewison rodó 'Justicia para todos' llevaba tras de sí una larga trayectoria como director así como una posición más o menos relevante gracias a películas como'En el calor de la noche', 'El caso de Thomas Crown', 'El violinista en el tejado' o 'Jesucristo Superstar'. 'Justicia para todos' se encuentra en el ecuador de su carrera y cierra su período quizá más interesante y abre otro de indudablemente menor (o nulo en general). Jewison, con Valerie Curtin y Barry Levinson en funciones de guionistas, se acerca a la realidad judicial de Estados Unidos a través de una película que intenta ser, en una medida equilibrada, tanto una comedia como un drama, en ambos casos, con un constante aliento crítico. A este respecto, 'Justicia para todos' absorbe el espíritu de los thrillers norteamericanos de los setentas de corte liberal y militante pero con un toque mucho más desinhibido, quizá porque Jewison siempre se movió mejor en el terreno de la comedia que en el del drama. Y esto conlleva que a pesar de que 'Justicia para todos' intenta ser una película equilibrada en su planteamiento acaba siendo todo lo contrario, una obra desestructurada en la que la mirada hacia las injusticias que se suceden en los tribunales y las fracturas del sistema quedan, en casi todos los casos, como simples excusas de una historia que en ningún momento se tiene claro hacia dónde se encamina. Jewison tampoco aporta una puesta en escena lo suficientemente llamativa como para darle a la película de la personalidad que necesitaba. A pesar de ser una medianía, 'Justicia para todos' queda como una curiosa película más por aquellas ideas que suscita por su contexto que por sus cualidades cinematográficas. Suerte para Jewison que el conjunto actoral ayuda a mantener la película a flote en todo momento.

A favor: Los actores.

En contra: La falta de equilibrio entre el drama y la comedia.