El caso
por Xavi Sánchez PonsEl new queer cinema fue un movimiento que dentro del cine independiente norteamericano de los años noventa dio muchas alegrías. Todd Haynes, Gregg Araki y Gus Van Sant, entre otros, son algunos de los directores que dentro de ese grupo rompieron tabús, y firmaron alguna de sus películas más arriesgadas e iconoclastas, aun hoy monumentos indie a la libertad creativa y de pensamiento.
Swoon de Tom Kalin es un filme contemporáneo a ese movimiento, que si bien apuesta también por el riesgo y la diferencia, se queda a mitad de camino y no logra entrar en lo mejor de esa cosecha de cineastas. Basada en hecho reales, dos amantes gays de vida libertina que en los felices años veinte deciden secuestrar y matar un niño por diversión (el mismo material del que partieron las extraordinarias La Soga de Hitchcock e Impulso criminal de Richard Fleischer), la película de Kalin está lastrada por una mise en scène donde la forma (la utilización del blanco y negro, el hieratismo de los actores, el aire onírico de alguna de sus escenas) es más importante que el contenido, quitando de esta manera toda la carga emocional y perturbadora a una historia llena de posibilidades.
A favor: su asfixiante tramo final
En contra: la falta de naturalidad de la mayoría de los actores