"Bailando con Lobos" es una idealista superproducción estadounidense basada en la novela homónima de Michael Blake, dirigida y protagonizada por Kevin Costner, que le valió 7 Premios Oscar de 12 nominaciones, entre ellos, Mejor Película, Mejor Director y Mejor Guión Adaptado. Además de 3 Globos de Oro en las mismas categorías. Atípico western que tiene un enfoque distinto al que estábamos acostumbrados a ver. Rompe con las típicas cintas del género en las que el los soldados del séptimo de caballería son los buenos y los indios, que van cortando cabelleras, los malos. Nos muestra que podrían haber convivido perfectamente ambas razas si hubiera habido predisposición para ello, que los indios no eran unos "salvajes", que vivían en sociedad al igual que nosotros, que se regían por unos valores y que tenían sentimientos. Evidentemente, estamos ante una superproducción cuya factura técnica es innegable y representa en ese aspecto un tremendo logro para un actor como Kevin Costner que debutaba como director y al que la Academia no cansó de premiar. No obstante, hay mucho que reconecerle a Costner. Ya que se propuso filmar una epopeya que revitalizara el western tan decaído hacia fines de los 80s, combinándolo con un drama de aquellos que hacen, que el espectador se conmueva con este hombre, cuya soledad absoluta lo lleva a relacionarse por necesidad con quiénes terminará identificándose.
El guión y su representación tienden, por tanto, a la idealización, comenzando con un Dunbar que a pesar de tener la pierna prácticamente engangrenada, se arma de valor para acometer por última vez en un pequeño enfrentamiento entre huestes enemigas. En una escena con marcados tintes épicos, el teniente no sólo esquivara una doble ráfaga de balas, sino que terminará pidiendo que lo envíen al más aislado de los pasos fronterizos, uno en el que se encuentran los salvajes. Rodeado de fastuosos escenarios naturales, que en honor a la verdad impresionan y condimentada por la épica música de John Barry, la cual se llevó el Oscar a la Mejor Banda Sonora. Costner logra sorprender al público de por sí con estos hechos, por su hacer técnico. Porque lo que sigue va siempre por la misma senda, una historia idealista en la que Dunbar domesticará a un lobo salvaje, sin que éste siquiera intente atacar al teniente y, en mayor grado, haciendo caso omiso a lo que uno esperaría de los indios sioux, que en el mejor de los casos serían hostiles por un asunto de pertenencia de sus tierras. En ello, se advierte que Costner sigue privilegiando el idealismo por sobre el realismo, en cuanto bestias salvajes y tribus primitivas sucumben ante el carisma y candidez del buen teniente Dunbar. Y aunque en algún momento se da cuenta que alguien tiene que ser malo en su película, deja caer el peso de la villanía en el líder de la tribu Pawnee, que representa la perversidad de la elementalidad del hombre, y las tropas estadounidenses enviadas a apoyar a Dunbar en la frontera, pero cuya intolerancia y afán destructivo ya no coinciden con un Dunbar que ya no se siente estadounidense, sino sioux.
Buena parte del magnetismo del film se debe a su impecable guión, un ritmo narrativo pausado y firme, el tono épico, formato majestuoso, paisajes de ensueño en las reservas naturales de Dakota del Sur. Un tremendo logro técnico y prueba de ello es el sólido trabajo de montaje de Neil Travis a pesar de las 3 horas de metraje, la formidable fotografía que evoca un carácter épico intrínseco a esta aventura, la innegable calidad de la dirección artística recreando una ambientación creíble para el fuerte y los interiores de las tiendas indias. Y para finalizar, esa escena final, me parece muy conmovedora e irónica, no tanto por lo que muestra, sino por lo que significa al fin de cuentas. Bajo un marco lacrimógeno, la amistad de dos razas distintas queda sujeta a su destino por la irrupción de los que vienen atrás, con una suerte sentenciada e incluso resignada. Me sorprendió también como con algunas escenas muy simples, pero bien encontradas, se conseguía tocar la fibra del espectador, provocando sensaciones, tanto de lástima, como de tensión, triunfo y en varias ocasiones rabia. Rabia por pertenecer a una especie capaz de protagonizar escenas como la de los búfalos, los disparos a Calcetines, o el menosprecio hacia otras culturas. Tan sencilla como emotiva la de Cabello al Viento despidiéndose de Bailando con Lobos desde lo alto de la colina.
Las actuaciones son correctas, comenzando con un protagonista exclusivo en Kevin Costner en la piel del teniente John J. Dunbar, muy seguro en su categoría de galán como para mostrarse desnudo en algunas escenas. Mary McDonell estuvo nominada al Oscar como Mejor Actriz por encarnar a “Puño en Alto” y constituye una buena compañera protagónica para Costner, apaleando un poco el carácter idealista de la pareja. Graham Greene es quizás de lo más sólido en cuanto a actuaciones, con su convincente “Pájaro Guía”, líder sioux que establece un gran vínculo con Dunbar, comprendiendo el espíritu pacifista del teniente. Rodney A. Grant encarnó a "Cabello al viento" un hombre con principios, leal y valiente. Maury Chaykin como el Mayor Fambrough. Floyd 'Red Crow' Westerman encarna a "Diez osos". Tantoo Cardinal como "Chal negro". Y Charles Rocket encarnó al teniente Elgin.
En definitiva, una película brillante y épica en términos técnicos, con una historia entretenida en su desarrollo y clímax, y que sirvió para que su director y protagonista como lucimiento personal. Terrible crítica al comportamiento del hombre blanco. Algunas veces de forma sutil y otras de forma explícita. La parte que narra cómo y para qué cazan los Sioux a los búfalos y cómo y para qué lo hacen los hombres blancos es una muestra de ello. Una inspiradora epopeya crepuscular que brilla con luz propia en el universo del Western. Tan sumamente bella que hace que te olvides de todo eso, su lirismo es tan profundo que va directo al corazón.