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    Bailando con lobos
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    4,3
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    David Filme
    David Filme

    16.697 usuarios 263 críticas Sigue sus publicaciones

    4,5
    Publicada el 21 de mayo de 2020
    "Bailando con Lobos" es una idealista superproducción estadounidense basada en la novela homónima de Michael Blake, dirigida y protagonizada por Kevin Costner, que le valió 7 Premios Oscar de 12 nominaciones, entre ellos, Mejor Película, Mejor Director y Mejor Guión Adaptado. Además de 3 Globos de Oro en las mismas categorías. Atípico western que tiene un enfoque distinto al que estábamos acostumbrados a ver. Rompe con las típicas cintas del género en las que el los soldados del séptimo de caballería son los buenos y los indios, que van cortando cabelleras, los malos. Nos muestra que podrían haber convivido perfectamente ambas razas si hubiera habido predisposición para ello, que los indios no eran unos "salvajes", que vivían en sociedad al igual que nosotros, que se regían por unos valores y que tenían sentimientos. Evidentemente, estamos ante una superproducción cuya factura técnica es innegable y representa en ese aspecto un tremendo logro para un actor como Kevin Costner que debutaba como director y al que la Academia no cansó de premiar. No obstante, hay mucho que reconecerle a Costner. Ya que se propuso filmar una epopeya que revitalizara el western tan decaído hacia fines de los 80s, combinándolo con un drama de aquellos que hacen, que el espectador se conmueva con este hombre, cuya soledad absoluta lo lleva a relacionarse por necesidad con quiénes terminará identificándose.

    El guión y su representación tienden, por tanto, a la idealización, comenzando con un Dunbar que a pesar de tener la pierna prácticamente engangrenada, se arma de valor para acometer por última vez en un pequeño enfrentamiento entre huestes enemigas. En una escena con marcados tintes épicos, el teniente no sólo esquivara una doble ráfaga de balas, sino que terminará pidiendo que lo envíen al más aislado de los pasos fronterizos, uno en el que se encuentran los salvajes. Rodeado de fastuosos escenarios naturales, que en honor a la verdad impresionan y condimentada por la épica música de John Barry, la cual se llevó el Oscar a la Mejor Banda Sonora. Costner logra sorprender al público de por sí con estos hechos, por su hacer técnico. Porque lo que sigue va siempre por la misma senda, una historia idealista en la que Dunbar domesticará a un lobo salvaje, sin que éste siquiera intente atacar al teniente y, en mayor grado, haciendo caso omiso a lo que uno esperaría de los indios sioux, que en el mejor de los casos serían hostiles por un asunto de pertenencia de sus tierras. En ello, se advierte que Costner sigue privilegiando el idealismo por sobre el realismo, en cuanto bestias salvajes y tribus primitivas sucumben ante el carisma y candidez del buen teniente Dunbar. Y aunque en algún momento se da cuenta que alguien tiene que ser malo en su película, deja caer el peso de la villanía en el líder de la tribu Pawnee, que representa la perversidad de la elementalidad del hombre, y las tropas estadounidenses enviadas a apoyar a Dunbar en la frontera, pero cuya intolerancia y afán destructivo ya no coinciden con un Dunbar que ya no se siente estadounidense, sino sioux.

    Buena parte del magnetismo del film se debe a su impecable guión, un ritmo narrativo pausado y firme, el tono épico, formato majestuoso, paisajes de ensueño en las reservas naturales de Dakota del Sur. Un tremendo logro técnico y prueba de ello es el sólido trabajo de montaje de Neil Travis a pesar de las 3 horas de metraje, la formidable fotografía que evoca un carácter épico intrínseco a esta aventura, la innegable calidad de la dirección artística recreando una ambientación creíble para el fuerte y los interiores de las tiendas indias. Y para finalizar, esa escena final, me parece muy conmovedora e irónica, no tanto por lo que muestra, sino por lo que significa al fin de cuentas. Bajo un marco lacrimógeno, la amistad de dos razas distintas queda sujeta a su destino por la irrupción de los que vienen atrás, con una suerte sentenciada e incluso resignada. Me sorprendió también como con algunas escenas muy simples, pero bien encontradas, se conseguía tocar la fibra del espectador, provocando sensaciones, tanto de lástima, como de tensión, triunfo y en varias ocasiones rabia. Rabia por pertenecer a una especie capaz de protagonizar escenas como la de los búfalos, los disparos a Calcetines, o el menosprecio hacia otras culturas. Tan sencilla como emotiva la de Cabello al Viento despidiéndose de Bailando con Lobos desde lo alto de la colina.

    Las actuaciones son correctas, comenzando con un protagonista exclusivo en Kevin Costner en la piel del teniente John J. Dunbar, muy seguro en su categoría de galán como para mostrarse desnudo en algunas escenas. Mary McDonell estuvo nominada al Oscar como Mejor Actriz por encarnar a “Puño en Alto” y constituye una buena compañera protagónica para Costner, apaleando un poco el carácter idealista de la pareja. Graham Greene es quizás de lo más sólido en cuanto a actuaciones, con su convincente “Pájaro Guía”, líder sioux que establece un gran vínculo con Dunbar, comprendiendo el espíritu pacifista del teniente. Rodney A. Grant encarnó a "Cabello al viento" un hombre con principios, leal y valiente. Maury Chaykin como el Mayor Fambrough. Floyd 'Red Crow' Westerman encarna a "Diez osos". Tantoo Cardinal como "Chal negro". Y Charles Rocket encarnó al teniente Elgin.

    En definitiva, una película brillante y épica en términos técnicos, con una historia entretenida en su desarrollo y clímax, y que sirvió para que su director y protagonista como lucimiento personal. Terrible crítica al comportamiento del hombre blanco. Algunas veces de forma sutil y otras de forma explícita. La parte que narra cómo y para qué cazan los Sioux a los búfalos y cómo y para qué lo hacen los hombres blancos es una muestra de ello. Una inspiradora epopeya crepuscular que brilla con luz propia en el universo del Western. Tan sumamente bella que hace que te olvides de todo eso, su lirismo es tan profundo que va directo al corazón.
    FRANCISCO VILLAESCUSA CRIADO
    FRANCISCO VILLAESCUSA CRIADO

    735 usuarios 275 críticas Sigue sus publicaciones

    3,0
    Publicada el 22 de noviembre de 2021
    Película USA del 1990, de 180 minutos, con una valoración de 6/10, bajo dirección de Kevin Costner y guión y novelista de Michael Blake, con un presupuesto de 22 millones.

    Bailando con lobos es una rara avis en el cine de los 90, y no ha envejecido bien. Y no, no porque sus imágenes se vean desfasadas, sino porque el espectador las confunda con una película todavía más reciente. En imágenes, las televisiones la usan sin quedar de clásicos, cual película estrenada hace un par de años, pero en espíritu, la película está en los 70.

    Bailando con lobos contaba la historia de un militar con más ganas de morir que de vivir que acaba en la frontera india buscando una última experiencia y, en su soledad, se acaba relacionado, comunicando y enamorando, de la tribu que se suponía sería su enemigo. En cuanto a contenido la película nos puede resbalar, su trama de hombre blanco al que le destrozan los prejuicios raciales para intentar, de paso, hacer lo mismo con el espectador, es casi tan viejo como las campañas para ganar Oscars. No nos interesa mucho, como tampoco lo hace la trama de Avatar. Para eso, siempre tendremos la insuperable y compleja Centauros del desierto (1956).

    Sin embargo, sorprende decir que lo más "comercial" de la cinta sea precisamente su trama, porque es su aproximación formal lo que la encumbra y la hunde, dependiendo de a quién preguntes. El personaje interpretado por Kevin Costner no se enamora de una guapa india sacada de un póster (de hecho, lo hace de una blanca) ni aprende sus costumbres en una secuencia de montaje musical de 3 minutos que resume meses. No, el acierto y condena de Costner es querer mostrar el carácter etnográfico de las vivencias de su personaje con un ritmo lento, realista y de mirada casi documental. Ahí es donde entran las criticadas virtudes de la película, su notable rodaje en exteriores, su uso del paisaje y la credibilidad de sus imágenes. Recordemos, por ejemplo, la enorme cacería de búfalos para la que se utilizaron más de 3 mil animales sin ningún efecto digital. Por supuesto, la fotografía en Panavision de Dean Semler, la banda sonora de John Barry (Memorias de África) y el montaje de Neil Travis también fueron premiados. La verdad, Oscar por Oscar, pocos más justos.

    Entonces, por qué demonios Bailando con lobos se nos hace todavía más eterna que sus 3 horas de duración. La película ha quedado como el Ben-Hur y el Lo que el viento se llevó modernos, el recurso favorito de las televisión para llenar toda la tarde de una sobremesa, preferiblemente de un día festivo, de manera barata y efectiva. Para los espectadores, se ha convertido en un hábito de siesta todavía mejor que el tour de Francia. Al contrario que los dos clasicazos citados, Bailando con lobos no estaba medida con la tensión obligada y efectividad comercial del cine de estudios, pero tampoco estaba contaminada por la prostitución del cine de multisalas he dejado el western no irónico como algo prehistórico.

    La cinta de Costner, que arrasó en su año de estreno en salas por la espectacularidad de sus grandes imágenes, su música y su historia cocida a fuego lento se transforma en tortura ante un espectador que la ve en televisión, en el sofá, y a la hora de la siesta. La película no es la más apasionante del mundo, y está lejos de ser la más frenética, pero también tenemos que decir que es de esas que parecen únicamente pensadas para el interés y la activación del espectador ante la pantalla grande después de pagar una entrada.

    Del mismo modo que uno se duerme con los maravillosos documentales de La 2 pero se despierta con los gritos y rostros deformados de Sálvame, las imágenes casi documentales de paisajes y naturaleza de Bailando con lobos, así como el carácter observacional de la historia, obligado ya que gira en torno al descubrimiento y al cambio progresivo del solitario protagonista, no luchan por mantener tu atención. No hay set pieces que acaben y empiecen antes de que te des cuenta, hay una línea recta y larga.

    Bailando con lobos está lejos de ser Slow Cinema, pero es lo más parecido que encontramos de manera recurrente en televisión, un tostón de relleno para la televisión y los espectadores desde hace tres décadas que, como el tour o los documentales, no está nada mal si realmente quieres verla
    cine
    Un visitante
    5,0
    Publicada el 21 de junio de 2010
    Una obra maestra del cine. Muestra la hermosura del oeste y revela la devastadora mano del ho
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