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    2,0
    Pasable
    Primary Colors

    Sátira política de pompa y circunstancia

    por Diana Albizu

    Mike Nichols, ese director de teatro que una vez fue un estupendo cineasta y sensacional director de actores que nunca debió prolongar su filmografía más allá de los años 70, llegó a pagar más de un millón de dólares de su bolsillo por los derechos del libro 'Primary Colors'. Era una novela política de gran éxito (por entonces de firma anónima, que resultó ser la de Joe Klein) que trataba, desde una ficción disimulada, la carrera presidencial de Bill Clinton en 1992. Que la película de Nichols se estrenara justo en el momento de eclosión mediática del escándalo Lewinsky le dio mayor relevancia, pero aún así no consiguió evitar que fuera un catastrófico fracaso en taquilla.

    Aunque eso no nos concierne a la hora de valorar la calidad artística del film, lo cierto es que la apariencia utilitaria se extiende a todos sus apartados: guión funcional de Elaine May (nominada al Oscar, eso sí), fotografía muy poco esforzada de un maestro como Michael Ballhaus y, sobre todo, un grupo de intérpretes que asume con esfuerzo televisivo (de cuando eso era sinónimo de malo) sus papeles. Hay que reconocerle el mérito a Emma Thompson con su sosías de Hillary Clinton, pero el ridículo de John Travolta es equiparable a la superficialidad popular con la que es tratada la trastienda de la política estadounidense. Afortunadamente, desde la TV, al año siguiente llegaría 'El ala oeste de la Casa Blanca' (compartiendo algunos intérpretes, como la genial Allison Janney) para enmendar la plana a la ficción política.

    A favor: Emma Thompson, incapaz de una mala interpretación aunque sus partenaires parezcan una troupe de teatro amateur.

    En contra: Recordar cómo durante un tiempo ('¿Quién teme a Virginia Woolf?', 'El graduado', 'Trampa 22') Mike Nichols supo hacer de la palabra su mayor arma y ahora sus películas se ahogan en verborrea inútil.

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