Alessandro Blasetti tiene en mente rodar una nueva película. Para dar con una de las actrices principales organiza un casting al que acuden niñas de todo el mundo. La noticia llega hasta Maddalena Cecconi (Anna Magnani), quien no tarda en viajar hasta el lugar para presentar a su hija María. Su sueño es que la pequeña alcance la fama y, para conseguirlo, está dispuesta a todo, incluso a enfrentarse con su marido Spartaco (Gastone Renzelli), que se opone rotundamente a su deseo. Maddalena gasta el dinero que no tiene en apuntar a María a un curso de interpretación y baile, paga a un fotógrafo e, incluso, contrata a una peluquera y a una modista para que le confeccionen trajes a medida a la niña. En el camino a la "fama" se topa con Alberto Annovazzi (Walter Chiari), un estafador que dice tener contactos en la Cinecittà de Roma, donde María ha de realizar la prueba.
Bellísima se enmarca en la corriente del neorrealismo italiano de la década de 1950. Su director, Luchino Visconti, plasma en clave de sátira la gran influencia que ejerce la industria cinematográfica en los espectadores.
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