Crítica de SensaCine.com para Los chicos del barrio: Conflictos

La década de los noventa entregó un buen número de jóvenes directores que de una manera u otra mostraron formas diferentes de acercarse al cine y a la realidad a través de este. Uno de ellos apareció en 1991 y se llamaba John Singleton, quien escribió y dirigió Los chicos del barrio. Singleton, con tan solo veintiún años, se acercaba a la vida de tres amigos de la infancia que viven en un barrio negro en el que, constantemente, deben de convivir con la violencia y la delincuencia. Singleton es capaz de acercarse a temas más o menos ya trabajados con anterioridad con frescura, con una mirada personal en busca de hacer un retrato social y personal mediante una narración antes que a través del discurso.

Y así, Los chicos del barrio deviene en estupenda representación de un momento y de un lugar así como un magnífico relato sobre la juventud y las decisiones que se deben tomar. Singleton no cae en el tremendismo pero tampoco evita el mostrar los conflictos. Es posible que Los chicos del barrio carezca de cierta profundidad por parte de su cineasta en algunos asuntos, pero no se puede olvidar que es la película de un joven de veintiún años que expone en pantalla gran parte de lo que ha vivido hasta entonces. Y lo hace de manera que no volverá a repetir en toda su carrera, pues Singleton dejó de prometer en su siguiente película, Justicia poética, y, desde entonces, hasta ahora, una carrera francamente mediocre. Nos queda, no obstante, recuperar su debut.

A favor: Los actores, sobre todo un inmenso Laurence Fishburne; y el trabajo visual de Singleton.

En contra: Que es demasiado evidente que es una primera película, aunque esto también opera a su favor al darle algo de frescura.