Crítica de SensaCine.com para Colmillo Blanco: Regreso a Jack London

Randal Kleiser debutó en la dirección en 1978 con 'Grease', aunque seguramente pocos recuerdan que fue el quién se encontraba tras la cámara. Después, durante la década de 1980, Kleiser llevó a cabo una obra sin demasiado intereses pero con cierta resonancia, con títulos como 'El lago azul' o 'El vuelo del navegante', para en 1991 rodar 'Colmillo blanco', la cual se adapta perfectamente a ese cine de consumo familiar que el director ha ido trabajando a lo largo de los años.

A partir de la novela de Jack London y con un reparto encabezado por Ethan Hawke, Kalus Maria Brandauer y Seymour Cassel, Kleiser construye una película con el típico sello de su productora, la Disney, dicho esto tanto para lo malo como para lo bueno. Para lo malo porque tiende en todo momento a un infantilismo y una ñoñería no presentes en el original literario; para lo bueno porque el empaque de la película es magnífico, todo solidez y sin fisuras, perfectamente engranado para llegar al público concreto al que va dirigido. Una película más de productora que de dirección, aunque Kleiser, es evidente, sabe trabajar el material a la perfección.

A favor: El buen empaque de la producción.

En contra: La cursilería made in Disney.