Opiniones sobre King Kong

"King Kong" es sin duda, uno de los grandes clásicos del séptimo arte y referente obligado del cine de monstruos, que algunos indican como film fundacional de este subgénero.
El famoso director de aventuras Carl Denham quiere rodar una película en parajes nunca antes vistos y para ello arma una expedición que lo llevará a la legendaria y desconocida Isla Calavera, llevando consigo a una hermosa rubia a la que contrata como actriz. La tripulación que lo acompaña no sabe que lo que busca Denham es una civilización perdida y un monstruoso simio, pero las cosas se salen de control cuando el gran Kong secuestra a la chica, teniendo que la expedición rescatarla. Movido por la ambición, Denham logrará sedar a King y llevarlo a Nueva York, en donde pretende exhibirlo para hacerse millonario. La cinta, como ejemplo cumbre del cine de monstruos y mundos perdidos (que lamentablemente está prácticamente muerto en nuestros días) decididamente tiene elementos argumentativos realmente interesantes, en los que vale la pena detenerse. En primer lugar, un elemento etnográfico, que muestra una civilización perdida, prácticamente elemental a los ojos del mundo moderno en cuanto a organización social (un rey, un líder religioso, los grupos tribales) y más aún, en concepción religiosa, que rinde culto a un monstruoso ser, al que mantienen controlado por medio de sacrificios humanos. Más aún, el universo de Kong está totalmente alejado si quiera de ellos, reflejado en un mundo perdido con todo tipo de saurios.

En segundo lugar, hay otros elementos que lo relacionan con la historia de la bella y la bestia, si bien, este cuento de hadas en realidad es una historia de amor trágica, en que ambos terminan por enamorarse. Lo digo porque en el guión, los diálogos insisten en recalcar este aparente hecho. Pero lo cierto es que la película aborda al monstruo más bien desde la perspectiva de la obsesión por la chica como objeto. En realidad, no se advierten rasgos humanos en la bestia, como en ese cuento, y ello convierte al gigantesco simio más bien en un villano. Por lo tanto, a mi juicio, la esencia trágica del guión va dirigida más bien hacia un ser que sucumbe por su obsesión y que es sacado de su ambiente natural, reaccionando evidentemente de forma violenta al verse reducido y sometido con cadenas y tranquilizantes. Y en tercer lugar, el tema de ambición humana, que los directores, Schoedsack y Copper, tratan de forma interesante y hasta irónica, pero que en un inicio aparece como un anhelo aventurero. El personaje de Denham se corrompe después del casi letal encuentro de su excursión con King Kong, cuando apenas logran rescatar a Ann de las garras de Kong. Denham ve la oportunidad de llevar al gigantesco simio a la civilización moderna como prueba de su propia vanagloria antes los medios y la oportunidad de volverse millonario. Todos estos elementos argumentativos son tratados de forma evidente y aunque quizás pudieron haber sido mejor llevados, decididamente están ahí y reflejan una cinta que aparte de sorprender, pretende hacer reflexionar al público.

En términos técnicos, la película es realmente notable para su época y merece todo el respeto del público actual por el tremendo esfuerzo técnico en su elaboración. El artesanal y maravilloso trabajo de Stop-Motion del irlandés Willis O'Brien, demuestra que los recursos limitados con los que se puede contar no son excusa para no sacar adelante ideas innovadoras. Prueba de ello son las incontables y clásicas escenas que este filme entregó al mundo: desde el momento en que el simio se lleva a Ann, tras habérsele ofrecido como sacrificio por la tribu, pasando por el enfrentamiento a muerte de Kong con el tiranosaurio, hasta la increíble escena en que Kong acaricia a Ann en la jungla. Y más hacia el clímax de la película, la escena en que Kong rapta a Ann desde la habitación de un edificio y el enfrentamiento final del monstruo con los aviones en la legendaria escena sobre la cima del Empire State. Dentro lo mismo, cabe mencionar la inusual violencia, para su época, que el film muestra en prácticamente todas sus escenas de acción, que no son pocas. Aparte de la brutal pelea entre Kong y el tiranosaurio y el pterodáctilo, que muestra las heridas y sangre en primer plano, tenemos el ataque de Kong al poblado, con lograda sensación de angustia, decapitando, desmembrando y pisando humanos, en la jungla, y luego en la ciudad, cuando desatado, ataca a los habitantes de Nueva York. La mítica escena en la cima del Empire State, siendo atacado por aviones y la posterior caída también refleja la expresión de la violencia como una forma real en la sucesión de los eventos trágicos, pero aún más el triunfo de la civilización sobre lo salvaje, cual un elefante aplasta a una hormiga.

Conviene mencionar que el modelo de Kong fue elaborado con una carcasa de acero, relleno con algodón y cubierto con latex y pieles de oso, siendo puesto en escena a través de la técnica de retroproyección, donde vemos a los personajes en primeros planos y de fondo imágenes de la selva o la ciudad consiguiendo un efecto muy logrado. En este aspecto la iluminación es fundamental. Hay que igualar la luz de la pantalla de fondo con la de la imagen superpuesta y lo hacen a las mil maravillas. El compositor austríaco Max Steiner, considerado uno de los padres del sinfonismo estadounidense, regala una partitura sólida y dramática como pocas, en especial en las escenas de acción y el clímax, en donde la música también gráfica la tragedia visual.

Las actuaciones son correctas sin más, destacando Robert Armstrong como el ambicioso director de cine Denham. Fay Wray encarna a Ann, la chica que es rescatada de la vagancia por Denham, que se convierte en actriz y en el objeto de obsesión de Kong. Bruce Cabot como Driscoll, el galán que rescata y se casa con Ann, en mi opinión, está por debajo de lo esperado. Finalmente, mencionar al alemán Frank Reicher en la piel del Capitán Englehorn.

En definitiva, clásico indiscutido del séptimo arte, con una historia tragedia para reflexionar e imágenes dramáticas para la posteridad. Una película que hay que visionar para entender las bases del género, quizás no sea una obra maestra pero sí una de las más influyentes en su género y en la historia cinematográfica. Imitada hasta la saciedad, el largometraje viene a ser una representación de "La bella y la bestia" con tintes dramáticos, sin olvidar la crítica intrínseca hacia la colonización y las desastrosas consecuencias que provocan los aires de supremacía sobre poblaciones aisladas del mundo occidental. Puede que la cinta llegue a cojear por su simpleza narrativa de los acontecimientos o sus lineales interpretaciones, pero marcan un antes y un después en el despliegue de medios y el nacimiento de una leyenda en forma de simio que perdura entre remakes y referencias culturales hasta nuestros días.

FilmeClub605426824.wordpress.com

Para mí es la mejor de las películas de monstruos y efectos especiales hasta la década de los 70.

La película es muy buena,los efectos visuales son muy buenos para 1933 y es objetivamente muy buena pero no me gusta nada el final y es una pena porque por lo demás es muy recomendable