Película muy íntima, cuidada, delicada que cuenta una historia sencilla lejos de nuestra época, en la que los prejuicios y las desigualdades son las protagonistas.
Una obra de arte en el sentido más auténtico de la palabra, su conmovedora humanidad y la sencillez del relato, a ratos distante, casi siempre cálido e íntimo, comprensible que para Bergoglio sea su película favorita.