Cuando Trueba recogió el premio de la Academia a la Mejor Película en Lengua Extranjera, dijo: "Me gustaría creer en Dios para darle las gracias por este premio, pero yo sólo creo en Billy Wilder, así que ... Gracias a usted, señor Wilder". El propio Wilder llamó a Trueba unos días más tarde para felicitarle y le dijo: "Hola Fernando, soy Dios".
Fernando Trueba rodó la película en Portugal por dos razones principales: 1) que no podía encontrar un lugar similar a lo que tenía en mente en España y 2) la utilización de esa localidad portuguesa le permitió empatizar con el tono de fábula que requería la historia.