Es una pena que Polanski no encuentre el reactor que agilice la trama, porque hasta entonces, un guion simple se convierte en una película atosigante, con una intriga y puesta en escena propias del director. No se cometen errores, al menos fácilmente destacables, y lo único que puede achacársele es cierta falta de ritmo -no mencionaré a Weaver- y algo que me permita calificarla como más que decente.