Opiniones sobre Pero… ¿Quien mató a Harry?

Pero... ¿quién mató a Harry? (The Trouble with Harry) es una comedia dirigida por Alfred Hitchcock, director de Extraños en un tren, La ventana indiscreta y Rebeca.

Una mañana de otoño, mientras un viejo capitán (Edmund Gwenn) está de caza por el bosque, se encuentra con un cadáver con heridas de bala. Éste se cree el culpable de asesinato e intenta esconder el cuerpo. Un joven pintor (John Forsythe), una madre soltera (Shirley MacLaine) y una mujer solitaria (Mildred Natwick) comprueban la inocencia del capitán, y lo ayudan a decidir qué hacer con el fallecido, Harry.

Los primeros minutos de la película son una locura; desde que encuentran al cuerpo, hasta que deciden cómo actuar, una sucesión de vecinos pasan por delante del cadáver casi sin inmutarse.

Alfred Hitchcock, el maestro del suspense, flaquea con esta comedia. La intriga y el suspense están presentes, y eso es lo que le acaba dando valor a la cinta. Lo malo es lo estrambóticos que son los personajes, pretende ser cómico, pero no lo es.

La película obtuvo dos nominaciones a los premios BAFTA; mejor película y mejor actriz (Shirley MacLaine).

Una comedia no típica de Alfred Hitchcock, con un giro dramático muy bueno pero la película al principio es muy absurda no tiene sentido nada hasta que después le vas cogiendo el gustillo. Se que está crítica es mala pero no se como criticarla bien por que la película es difícil de puntuar como tal. Pero bueno en conclusión, es una buena película de comedia con una muy buena banda sonora pero escasea en diversión como tal, se te puede hacer un poco aburrida y tiene un final un poquito meh.

Durante un hermoso día de otoño, en un idílico rincón campestre de Vermont, se oyen tres disparos, y aparece un cadáver, el de Harry. Un viejo capitán (Edmund Gwenn) que cree que se trata de un accidente de caza del que se siente responsable, entierra, desentierra y transporta varias veces el cadáver sobre cuya identidad se interrogan con perplejidad una solterona, un médico miope y un pintor abstracto (John Forsythe).

Con un presupuesto de sólo un millón doscientos mil dólares, Hitchcock brilla en lo que es una cómica entrega con una historia maravillosamente hilada. Una obra ligera y divertida con un muerto que nunca termina siendo enterrado, "Vivo tenía el mismo aspecto... sólo que estaba de pie". Una mezcla de humor negro y sutil con misterio e intriga.
Te sitúa en un pequeño pueblo de montaña rodeado de un bosque ya teñido por el otoño, no te presenta el lugar como algo tenebroso e inquietante, al contrario, el tratamiento del paisaje es maravilloso, lleno de colores y sumamente bello y vivaz. Los personajes son atípicos y singulares, llenos de mordacidad y trazados con mucha agudeza e ingenio. Los diálogos son también muy ligeros y plagados de un humor inteligente, disparatado y ácido. Una satírica visión de la Estados Unidos rural, esa sociedad conservadora y tradicional regida por sus propias normas, y se permite el lujo de reírse del arte abstracto, del elitismo, del conformismo y de esos arrebatos acomodaticios, y de las absurdas creencias y de la medicina rural. Muy bien construida la historia, y los diálogos son muy ocurrentes y amenos.
La banda sonora viene a cargo de Bernard Herrmann, maestro en lo suyo, y sería el inicio de un ciclo de colaboraciones entre el genio británico y este. Esta acompaña muy bien a la película, armoniza muy bien los sentimientos que la obra propone, siendo cálida cuando debe serlo y creando ambientes de suspense cuando lo necesita.

Hitchcock una vez más demuestra lo ridículas que son muchas producciones modernas, las cuales contando con decenas o cientos de millones de dólares de presupuesto, no se acercan ni de lejos a obras como esta que con muy poco presupuesto te sumerge en una historia muy bien construida, divertida, atractiva y que atrapa, no necesita de excesos ni cgi, ni de grandes renombres o explosiones espectaculares, cine clásico en su estado puro, Hitchcock trayendo una película muy vanguardista y fuera de su estilo. Muy buena obra. Un siete alto.

Extraña y divertida comedia negra del maestro Hitchcock con la excelente música de Bernard Hermann y el debut cinematográfico de la deliciosa Shirley Mcalein

Esta película la vi hace muchos años pero me pareció muy sorpresiva en su trama y humor negro, altamente diferente a lo que conocía de Alfred Hitkcok. Pero realmente lo que me cautivó fue la grandísima fotografía y el realismo que en sensación se da en el filme de una comunidad rural de paradisíaco otoño, tanto que dan ganas de vivir allí, una maravilla aldeana moderna.