Cuando Eiichiro Oda empezó a dibujar One Piece tenía 22 años. Ahora tiene 47 y aún no ha terminado su epopeya, aunque ha prometido que el final está muy cerca y después se va a dedicar a descansar y, esperemos, a vivir de todos los royalties que le ha dado una serie que sigue teniendo spin-offs constantes y un público entregado a las aventuras del Sombrero de Paja y su tripulación. Teniendo en cuenta que ha creado casi 1100 capítulos sin descanso, se lo ha ganado.
One Piece: edición malvada
En los primeros episodios del manga, cuando Oda pensaba que iba a durar unos 150 episodios como mucho, Luffy decía que iba a necesitar una tripulación de diez personas para convertirse en el Rey de los Piratas. No hace tanto que completó los diez que le ayudarán a llegar hasta la isla final y, previsiblemente, conseguir el One Piece. Y es que el autor ha prometido un final a la altura y no una mera excusa argumental: cree que el camino es tan importante como el destino, y por eso lleva con la traca preparada desde hace mucho tiempo.
Una cosa que sabemos que no pasará es que los Sombrero de Paja se vuelvan villanos, al menos a ojos de los lectores y espectadores (que se lo pregunten a la Marina y a los que han intentado cobrar sus recompensas). Sin embargo, hay quien ha creído conveniente enseñarnos, MidJourmey mediante -no vaya a ser que haya que coger lápiz y papel y ponerse a trabajar de verdad-, cómo sería One Piece si fueran villanos. El resultado es... bueno. Es. Me cuesta mucho ver a Usopp y a Nami aquí, pero tampoco voy a quitarle la ilusión a la IA, nuestra futura diosa.
Netflix ha sabido montarse el Going Merry justo a tiempo: además de la serie de acción real, One Piece recibirá una especie de precuela (Monsters) y un remake del anime realizado por el mismo estudio de Spy x Family y Ataque a los Titanes. Parece que han aprendido bien aquello de "Estira, estira, estira... ¡Lanzamiento!".