Cuando Masashi Kishimoto estaba estudiando en el instituto, Akira Toriyama ya era toda una estrella. Tanto, que el que después sería el autor de Naruto se aficionó al anime de Dr. Slump y el manga de Dragon Ball, y concretamente a los personajes de Arale y Goku. En esos momentos, Kishimoto pensó "Quiero ser como el maestro Toriyama". Entre el final de Dragon Ball y el inicio de Naruto solo pasaron cuatro años, así que no compartieron cabecera por muy poco, pero eso no impidió que se hicieran amigos.
¡Vaya que sí, Goku!
A lo largo de los años, Kishimoto reconoció sin problemas su influencia de Toriyama y ambos hicieron un par de colaboraciones artísticas dibujando los personajes del otro. De hecho, a su muerte, el autor escribió una lacrimógena carta de despedida en la que indicaba que "Incluso cuando tenía un mal día, el episodio semanal de Dragon Ball hacía que me olvidara de ello. Era un chico de pueblo pobre y era un alivio para mí. De pronto, Dragon Ball, que había sido parte de mi vida por tantos años, llegó al final. Sentí una tremenda sensación de pérdida y no sabía qué esperar". Ay. Se me ha metido algo en el ojo.
Y es que es esto lo que logran las creaciones humanas, salidas del corazón, del alma y la emoción. Creaciones que inspiran, crean, hacen soñar a otros y perfilan futuros profesionales. Por supuesto, los expertos en IA y MidJourney han decidido volar todo por los aires y hacer crossovers sin ton ni son dando a una tecla y escribiendo un prompt. En este caso, cómo sería Naruto si lo hubiera dibujado Akira Toriyama. Si es lo tuyo, estás de enhorabuena.
Pero lo cierto es que no hace falta ir tan lejos ni pedirle nada a una máquina: ambos admiraban sus obras y crearon fanarts mutuos creados con esfuerzo, tesón y cariño. Arte humano, salido del lápiz, la tinta y el color, que seguirá inspirando a generaciones futuras a lo largo de muchísimos años más. El resto es solo ruido de fondo.