Masashi Kishimoto tardó cuatro años en perfeccionar la historia que quería contar en Naruto. De hecho, empezó en 1995, cuando Shueisha le publicó un manga de un solo episodio llamado Karakuri que fue un exitazo. Kishimoto no sabía por dónde tirar después, y acabó creando la historia de un chef llamado Naruto, que no convenció a los editores. Poco a poco el personaje fue cambiando: se le ocurrió que podía convertirse en un zorro, e hizo otro capítulo independiente con esta excusa. Sin embargo, y pese a que el público estaba muy a favor de esta evolución, el autor decidió, finalmente, hacer una historia sobre ninjas que empezó a publicarse en septiembre de 1999. Casi nada.
¡IA no jutsu!
A día de hoy, la saga sigue más que viva gracias a Boruto, que cuenta las aventuras del hijo de Naruto y que lleva ya 23 volúmenes recopilados sin un final a la vista. Palidece, eso sí, frente a One Piece, que tras 27 años y 110 volúmenes, sigue enfocando sus esfuerzos a la conocida como "Saga final", por la que Eiichiro Oda ha sufrido, mejorado su estilo, creado un mundo e influenciado a cientos de jóvenes alrededor del mundo, convencidos de que ellos también pueden contar su mega-historia si se lo plantean seriamente.
Seguro que ambos estarían contentísimos al ver que sus años de esfuerzo depurando su estilo hasta la extenuación se han visto recompensados por una inteligencia artificial que lo copia sin tapujos de la manera más cutre posible, juntando detalles de uno y otro como quien hace una tortilla de patatas y Nutella. Sin alma, sin gracia, sin saber si lo está haciendo bien, sin amor por los personajes ni respeto por los mangakas. Si estáis interesados en ver cómo una máquina tira por tierra el trabajo de dos artistas excepcionales, eso sí, estáis de enhorabuena.
Por suerte, la Shonen Jump ya se ha posicionado totalmente en contra de la IA para dibujar sus cómics. En enero de este mismo año publicó un cómic en el que hablaban del tema y uno de los protagonistas decía "¡Trabajos como limpiar platos... o doblar la ropa! ¡Ese es el tipo de trabajo del que la humanidad realmente sueña con librarse!!" para acabar diciendo que no debería ser tan picajoso con el trabajo creado por una máquina. Al fin y al cabo, "no es como si tuviera sentimientos". Bravísimo.