"Los 100" nos narra la historia situada 97 años después de una guerra nuclear que ha destruido la civilización, los supervivientes de una nave espacial, que han sobrevivido durante tres generaciones en el espacio. En primer lugar, una trama adulta que sin duda es un factor esencial para que nuestro relato tenga pies y cabeza y a la vez, hacerla más cercana al espectador, con los problemas, decisiones y responsabilidades que conlleva la convivencia entre adultos. La serie nos traslada desde el Arca a la Tierra y viceversa durante toda la temporada lo cual es vital para el dinamismo que necesita un relato de este calibre. Es por eso que encontramos las decisiones a tomar pertinentes en un lugar y el otro, aunque con un enfoque bastante opuesto. Mientras que en la nave encontramos una jerarquía establecida, una organización casi perfecta y oficios bien cubiertos ingenieros, médicos, mecánicos... En la Tierra encontramos unos jóvenes con las difíciles tareas de decidir qué hacer para sobrevivir. Es precisamente aquí donde la experiencia marca el camino a seguir, decisiones mal tomadas, líderes espontáneos y accidentes por curiosear es todo lo que los adolescentes pagan por precipitarse y conseguir así retrasar su encuentro con el camino correcto.
En segundo lugar, una ciencia ficción que es la base fundamental de la serie. Cabe decir que la historia es original y proporciona la intriga suficiente para proseguir con el argumento. Los efectos especiales, en general, están bien conseguidos y el realismo que proporciona es básico para hacernos el relato más nuestro ya que no aparecen ni naves interestelares, alienígenas, robots gigantes. Aunque sí alguna sorpresa en tierra firme como era de esperar. Una buena manera de hacerlo es ver reflejados elementos de nuestra sociedad y nuestra situación actual y en ese aspectos podemos observar algunas trazas. Por ejemplo, como el consejo espacial es muy duro con cualquier crimen y la pena de castigo es muy dura y clara, cosa que demuestra que el precio para vivir es muy alto, Si no te comportas y no obedeces las reglas del Arca eres “flotado” o en otras palabras, eres invitado a hacer una visita espacial sin viaje de vuelta, tal como lo hacían los piratas en su época. Otra regla curiosa, por ejemplo, es la política del hijo único, por la simple razón que los suministros del Arca no dan para nutrir un par de pulmones extra.
Por último, y el más poco logrado, unos asuntos amorosos presentes en muchos capítulos. Puede que sea un factor importante para atraer un público diferente y sea justificable con 100 chicos y chicas "guapetes", bajo presión y obligados a permanecer en un campamento. Tanto la historia del arca como en la tierra esta llena de tramas, no muy enredadas pero que irán dando giros a la historia suficientes como para que te acabes metiendo en la piel de alguno como tu personaje favorito. Escenarios, ambientación, efectos especiales... Suficientes como para meterte en escena. Carece de banda sonora destacada y cuenta con fallos en las distancias que han de recorrer, tan pronto tardan un día en recorrer x distancia, como en unas horas hacen la misma distancia, por suerte esto no se ve demasiado y además estás más pendiente de la acción general que se esta desarrollando.
Las actuaciones son correctas, espoleados por este clima hostil y belicoso, todos evolucionan a marchas forzadas de una u otra manera. En ese sentido, Clarke (Eliza Taylor), Marcus Kane (Henry Ian Cusick), Bellamy (Bob Morley) y Murphy (Richard Harmon) son los que presentan un desarrollo más espectacular y logrado. Es especialmente llamativo el caso de John Murphy, que pasa de ser un matón de poca monta, y luego desterrado y repudiado por todos y torturado por los terrícolas, al mejor ejemplo de adaptación al ambiente y supervivencia. Su cinismo y socarronería son impagables. Clarke, cómo no, es la gran protagonista, pero su evolución es asimismo remarcable, pues pronto deja de ser esa princesa modosita como sacada de un cuento de hadas, que es como todos sus compañeros la ven, para meterse de lleno en el barro. En última instancia, es una líder que en su búsqueda de la justicia sabe lo que es mancharse las manos de sangre y que en momentos críticos no duda en ser resolutiva, cruel e implacable, si fuera necesario. Le ocurre un poco al contrario que a Bellamy, quien al principio pretende imponer en el campamento un liderazgo basado en una férrea disciplina marcial, pero posteriormente se va ablandando y asumiendo que Clarke es la verdadera líder. Marcus también es un caso singular, porque en El Arca se nos presenta como un político ambicioso, de convicciones muy fuertes, casi cerriles y rayando lo tiránico, pero luego, cuando pisa tierra firme, experimenta un gran cambio, y se convierte en uno de los mayores defensores de la alianza con los terrícolas. Jasper (Devon Bostick) también experimenta un cambio muy brusco, desde esa ingenuidad y optimismo iniciales al nihilismo posterior, pero al menos en su caso media la pérdida de Maya. La conversión de Octavia (Marie Avgeropoulos) en fiera guerrera trikru bajo la tutela de Indra también se me antoja algo forzada, por más que los flashbacks nos muestren su desarraigo y falta de integración y más tarde se erija en elemento catalizador de esa casi imposible alianza de civilizaciones por medio de su incondicional amor por Lincoln (Ricky Whittle).
En definitiva, digamos que es la serie perfecta para introducirse en la ciencia ficción y poder seguir una trama relativamente sencilla. A parte, como ya he mencionado puede atraer un público adolescente que acostumbra a acercarse a ese tipo de series. Por el contrario, los aficionados a la ciencia ficción pura y dura pueden quedar decepcionados. Personalmente, me gustaron más los conflictos con los terrícolas, los carroñeros y con los habitantes de Mount Weather. Creo que ahora mismo se encuentra en un momento de indefinición y empieza a asomar los primeros síntomas de agotamiento.