La idea es interesante, una serie de época, con temas que entonces eran relevantes y que hoy cobran renovada vigencia. Empecé a verla con entusiasmo, pero con el correr de los capítulos empieza a aburrir un poco.
Está llena de situaciones forzadas, por ejemplo, el director de la compañía de teléfonos suele estar parado en el hall de entrada del edificio justo en el momento en que entra Lidia, y justo en ese momento llega el otro que se disputa su amor. O puede haber otra situación y "justo" aparece un tercero que resuelve el problema. Aburre mucho la indecisión y las idas y venidas de Lidia respecto a su amor. Hay situaciones ridículas, como que Sara se interna, sin percatarse que se trataba de un sanatorio lleno de locos. Los encuentros y desencuentros de Marga, Pablo y Marisol son de comedia de teatro, muy básicos.Hay hilos de la historia que eran interesantes, pero se pierden, como que el padre de Carlota es golpista.
La música, ya lo han dicho, es moderna y eso choca. Obvio que los productores se dieron cuenta de eso, y tendrán sus motivos para haberlo hecho así, pero si quisieron sorprender, no les resultó. La fotografía es mala, abusan de la profundidad de campo, la iluminación es mala, como si por tratarse de los años 20, tenga que ser oscura. Hay roles sobreactuados y en permanente tensión forzada, como Francisco, siempre con cara de enamorado y desesperado, Lidia, siempre indecisa y sin saber qué hacer. La historia de Ángeles y Mario daba para más, pero hay situaciones ridículas, como la del robo.
En resumen, me parece muy mal lograda, parece telenovela mexicana para ver a la hora de almuerzo, muy improvisada, un guión pobre, mal ambientada, mal actuada. Solo la recomiendo para quienes quieran ver algo que no les haga pensar demasiado, que prefieran una trama simplona y lineal, sin personajes e historias complejas.