Diane Lockhart se ha retirado tras mantener su nombre en un gran bufete de abogados. Sin embargo, un escándalo de corrupción vinculado a su gestor de inversores y amigo le salpica a ella, dejándola sin fondos para su jubilación. Maia Rindell, hija del multimillonario acusado y contratada en el bufete de Diane también se ve salpicada por el mismo.
Diane y Maia deciden unirse al despacho de abogados en el que trabaja Lucca Quinn y, juntas, luchan por recuperar el prestigio personal y profesional que el escándalo les ha arrebatado de un plumazo.