Doruk está convencido de que ha visto a su padre, por lo que intenta informar a su familia sin que nadie le crea. Los médicos buscan un donante compatible con Bahar al complicarse su estado de salud. La única que puede donarle la médula es su hermana, que pone muchas pegas aunque al final lo acaba haciendo. Bahar, ya casi recuperada, se entera de que Doruk tenía razón: Sarp está vivo. Casado y con dos hijos, Sarp y Bahar se reencuentran para hablar todo lo sucedido.