Tras ver la primera temporada de Los Anillos de Poder y leer sobre las sensaciones que ha generado en el público, no puedo evitar romper una lanza en favor de los que han sacado este macroproyecto adelante. Entiendo la frustración del purista y fan incondicional de Tolkien, pero creo que adaptar al cine en 2022 un libro escrito hace 45 años no es algo fácil, y más complicado aún teniendo en cuenta la impresionante capacidad creadora de un escritor que parió un universo paralelo comprendido en edades de miles de años, con cientos de personajes, razas, genealogías, lenguas y tramas diferentes. Es relativamente fácil criticar las inexactitudes que comete la serie con respecto al libro. Aprenderse de manera fanática la historia de la Tierra Media y criticar que no aparece Tom Bombadil (cuando Jackson adaptó El Señor de Los Anillos) o que Halbrand en realidad se llamaba Annatar o que Galadriel debería estar bajo la influencia de Melian en ese momento en el que nos encontramos, o que Gandalf no llegó a la Tierra Media hasta más adentrada la segunda edad, son cosas que quizá no sean relevantes si tenemos que adaptar el libro al cine. O quizá sí, no lo sé. Pero es que la serie no es una adaptación para los que se saben el Silmarillion de memoria. Sí, también es para ellos, pero hay que tener en cuenta a miles de personas que no habían oído hablar de este mundo. O que su aproximación a él por primera vez fueron las películas de Peter Jackson. No todo el público sabe quién es Annatar, Melian o Tom Bombadil. En una página descriptiva Tolkien puede resumir 700 años de eventos, guerras y viajes pero en un minuto de película no es tan fácil hacer eso. Adaptar un universo existente y que ha tenido millones de seguidores a lo largo de los últimos 60 años es un riesgo considerable y es normal no poder hacerlo al gusto de todos ellos. Que se cambien nombres, aparezcan personajes nuevos, se resuman u omitan ciertos eventos, entra dentro de lo que significa adaptar una obra literaria a la gran pantalla. No se puede exigir desde el fanatismo del purismo histórico de la obra de Tolkien. Bueno, sí se puede, pero creo que no es justo. Viéndolo con un poco de perspectiva claro que hay cosas que no son tal y como Tolkien las maquinó y plasmó en su obra, pero lo que acontece en la serie se ciñe a los hechos de esa historia concebida por el autor británico. Que Sauron no llegó a Númenor tras ser encontrado como un náufrago a la deriva por una elfa que había saltado al mar para no entrar en Valinor? Pues no, así no sucedió. Es cierto que no se habla en los libros de ese viaje frustrado de Galadriel a las tierras imperecederas. Y es cierto que el libro relata como Sauron, tras ver la fuerza de Númenor en la batalla, se entrega rendido a su enemigo, ya con el pérfido objetivo de pervertir con sus artes al rey de Númenor y obligarle a luchar contra los Valar. Efectivamente todo eso no se ha contado de la misma manera. Tampoco se dice en los libros que Galadriel fuera la comandante de los ejércitos del norte. Pero para la serie funciona. Finrod, su hermano no muere en la batalla a manos de Sauron, sino tras una lucha con uno de sus lobos durante el desenlace de la historia de Beren y Luthien. No hay en los libros de Tolkien nada sobre esa sed de venganza que nace en Galadriel para redimir la muerte de su hermano. Pero funciona para montar la trama de la serie. Y aunque no sea fiel al libro, sería muy complicado reproducir la historia de Finrod sin tocar la de Beren y Luthien y entrar en esa microhistoria dentro del Silmarillion que se parece más a un género de vampiros y licántropos que al universo de Tolkien. Tampoco existe en los libros la historia del Mithril tal y como se nos ha contado en la serie, donde se le ha dado una trascendencia impresionante, unido incluso a los anillos de poder. Y funciona muy bien. Se tienen que tomar decisiones condicionadas por muchos aspectos y no se puede ser absolutamente fiel a una biblia tan detallada como la se escribió hace 40 años. Creo que Los Anillos de Poder tiene un mérito inconmensurable. Se ciñe al universo y la estética concebida por Tolkien. Respeta el tono y muchos detalles de ese mundo. Y aunque omita tramas o detalles y se invente personajes y tramas paralelas... Es un producto audiovisual prodigioso.