En el caótico hogar compartido de los vampiros Nandor, Laszlo, Nadja y Colin Robinson, la locura es parte de la rutina diaria. Al final de la cuarta temporada, Nadja decide abandonar su ambición de dirigir un club nocturno para vampiros, mientras que Colin Robinson, tras pasar un año en forma de bebé, vuelve a ser el vampiro energético que todos conocen, lo que deja a Laszlo melancólico por los cuidados que ha brindado. En medio de este tumulto, Nandor cancela su boda y permite que su prometida Marwa se mude, lo que añade más tensión a la dinámica del grupo.