La mayoría de los habitantes de Pedraza han sido declarados dementes y encerrados en un psiquiátrico. En cuanto a Elena, sigue en coma postrada en una cama de un hospital; mientras Paco, abatido por los remordimientos, se desvive por cuidar de ella. Por si fuera poco, un nuevo enemigo aparece en escena. Un ser perverso, temido, incluso, por el mismísimo diablo. Es entonces cuando surgen algunas preguntas, como quién es el padre Vergara; si está vivo o muerto, o dónde se hallan las almas torturadas.