Nikki y Jason por fin se han estrenado como padres primerizos de dos niños adoptados con los que tratan de conectar de la mejor forma posible. Su nueva faceta no es tan sencilla como había imaginado, y mantener el control es más complicado de lo que pensaban. Aunque esto provoca que su relación como pareja se vea ligeramente afectada, ambos tratan de hacer lo que está en su mano para mantenerse firmes ante el apasionante mundo de la crianza, intentado no defraudar a sus hijos y sin perder la cordura.