Las hadas fugaces viven en casitas en los balcones de los jardines de la Gran Ciudad, y se encargan a lo largo del día de ayudar en secreto a familas humanas en las tareas domésticas que a menudo se les olvidan. Entre sus cometidos figuran asegurarse de que el primer diente que se cae llega a la almohada antes de la hora de dormir o de que los juguetes preferidos no se queden en el parque.