El 23 de mayo de 1981, once hombres encapuchados asaltan el Banco Central de Barcelona, tomando a más de 200 rehenes y exigiendo la liberación de los líderes del fallido golpe de estado de febrero.
Lo que comienza como un robo común se convierte en una crisis política, poniendo al gobierno de transición bajo una presión extrema mientras negocia con los asaltantes para evitar una nueva crisis.