Frank está decidido a ser un buen hombre. Ha salido del monasterio y se siente nuevo. Frank emprenderá, entonces, la difícil misión de pedir pedón a todas y cada una de las personas a las que el patriarca de los Gallagher haya podido herir. Por si fuera poco, también emprenderá la búsqueda de un trabajo estable.
Mientras tanto, Fiona comenzará su trabajo en una empresa de viviendas, algo que, en primer lugar, parece entusiasmarla. Sin embargo, pronto descubrirá que su labor no consiste únicamente en vender apartamentos...