La concursante de 'OT' que se reinventó como profesora de yoga porque la música la estaba "destruyendo": "Me dieron una patada en el culo"

El 7 de octubre de 2002 las puertas de Operación Triunfo se abrían para recibir a otros 17 concursantes. Tras el éxito de la primera edición del exitoso 'talent' musical, todas las miradas estaban puestas en los nuevos jóvenes que entraban en la Academia para cumplir su sueño: ser cantantes. Muchos espectadores recuerdan nombres como: Beth, la representante de nuestro país en Eurovisión 2003; Manuel Carrasco, que confesó cómo vivió volver a escenarios pequeños; Ainhoa Cantalapiedra, la ganadora de la edición que tuvo que llevar durante dos años escoltas; o Hugo Salazar, quien sigue ligado a la industria a la vez que ejerce de nutricionista.

Otro de los rostros inolvidables de OT 2 fue Mónica Rodríguez, más conocida como Nika. La madrileña se convirtió en la décima expulsada, por lo que se quedó a tan solo dos galas de la final. Su expulsión fue una de las más emocionantes en la historia del 'talent' musical, ya que estuvo nominada junto a Hugo, quien era su pareja dentro de la Academia y se salvó con un 55% de los votos.

Tras su paso por OT 2, Nika consiguió un hueco en la industria musical. Se agenció un Disco de Oro en 2003 con su primer álbum, Quién dijo que era el fin, al que le siguieron otros como Desde Madrid al cielo, donde encontramos hits como Desde Madrid, Hasta cuándo o How to stop, entre otros. Música que nunca ha dejado de hacer, ya que sigue formando parte de una banda llamada Münik, en la que su expareja Jordi Roselló y Aleix Vilardebo la acompañan.

Además, Nika también se convirtió en un rostro habitual de los programas de televisión. Ejerció de jurado en Madrid Superstar de Telemadrid, un rol que volvió a repetir en Los mejores años de nuestra vida en RTVE. La audiencia seguro que la recuerda por amenizar las tardes de los fines de semanas al participar en ¡Qué tiempo tan feliz! de María Teresa Campos. Algo que echa menos, tal y como ha recordado en alguna entrevista, por lo que nunca ha descartado participar en programas como Tu cara me suena.

La industria le dio la espalda y se convirtió la profesora de yoga

Sin embargo, este periodo de felicidad dentro del mundo de la música se acabó agotando. "En su momento a los artistas consagrados no nos apoyaban nada nada. Y lo que te hablaba de lo de la industria, me costó asimilar que me dieron una patada en el culo de un día para otro, siendo clara. Mi discográfica me llamó por teléfono dos años después y me dijeron 'mira que no hay disco ni contrato, búscate la vida'", afirmó en una entrevista Gtres.

Nika es una apasionada de la música, pero considera que este mundo es muy difícil y ha tenido que aguantar mucho. "La he vivido de todos los colores hasta que dije se acabó, la música me tiene que hacer feliz y me está destruyendo", afirmó al citado medio al que también reconoció que una la rechazaron por ser demasiado mayor. "Una discográfica muy importante me dijo 'tu trabajo con tu grupo me encanta, pero no te firmo un trabajo discográfico porque no tienes 20 años y a tu edad no tienes futuro'", declaró.

Tras llevarse numerosas decepciones en la industria musical, Nika volcó en una de sus otras pasiones: el yoga. "Gracias a Dios apareció el yoga que me ayudó muchísimo a ver la vida de otra manera, me formé como profesora y ya tenía otra motivación... La música ahora la vivo desde otra perspectiva... quise ser madre porque también era eso, quería ser madre y lo estaba dejando por el disco, el programa... no se puede vivir con eso, yo quería ser madre", sentenció.

Así, Nika comenzó su carrera como profesora de yoga que le ha llevado a dar clase a famosos como Iker Casillas o su compañero de edición Manuel Carrasco. De hecho, en OT 2023, la madrileña regresó a la Academia para darles esta disciplina para sustituir a Verónica Blume. Una vuelta que vivió con mucha emoción, al igual que aquellos espectadores que la recordamos.

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