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    Los Juegos del Hambre. Balada de pájaros cantores y serpientes
    Críticas
    4,0
    Muy buena
    Los Juegos del Hambre. Balada de pájaros cantores y serpientes

    El origen de un tirano

    por Andrea Zamora

    ¿Mueren realmente las franquicias? En la actualidad, la tendencia es estirar el chicle hasta que agonice si da dinero. Hace ocho años, la historia de Los juegos del hambre llegó a su fin tras cuatro películas. La Katniss Everdeen de Jennifer Lawrence y su rebelión en Panem decían adiós en la gran pantalla. O eso parecía. En un universo en el que hay cabida para explorar cada rincón hasta la saciedad, la escritora Suzanne Collins, la creadora de este mundo, publicó en 2020 una precuela literaria sobre uno de los personajes clave de la saga: el presidente Snow. Ahora es una película.

    Los juegos del hambre: Balada de pájaros cantores y serpientes, dirigida por Francis Lawrence -el mismo detrás de tres de las cuatro entregas de la saga original-, cuenta con Tom Blyth en el papel de un joven Coriolanus Snow y con Rachel Zegler como Lucy Gray Baird, tributo del Distrito 12. Además de contar cómo el presidente Snow se convirtió en alguien que apuntaba maneras a ser el tiránico líder de Panem, la precuela se centra en su trabajo como mentor de Lucy Gray en los décimos Juegos del Hambre y en las consecuencias de sus acciones en este evento. En el elenco también están Peter Dinklage, Viola Davis, Jason Schwartzman y Hunter Schafer. Todos están perfectos, pero Davis y Schwartzman -que son los que lo tenían más difícil- aprueban con matrícula de honor en sus estrafalarios papeles.

    Sorprendentemente, Los Juegos del Hambre: Balada de pájaros cantores y serpientes es una película que tiene algo que decir. Profundiza en el detrás de las cámaras del evento que da nombre al filme y, a diferencia de las anteriores entregas, esta vez vivimos los Juegos del Hambre desde el lado de las clases altas de Panem, lo que nos permite comprender un poco más la psicología de Snow y su personalidad.

    Dividida en tres partes, las dos primeras construyen una gran película mostrando los preparativos de la décima edición de Los Juegos del Hambre y estos últimos en sí. Pero la tercera se alarga hasta las casi tres horas y el relato pierde fuerza después de toda la acción previa. La película podría haber sido más corta si se hubiera dividido el libro de Collins en dos partes. Sin embargo, la estrategia para incluir el desenlace del libro en lugar de hacer una secuela es comprensible. A pesar de este aspecto negativo, Los Juegos del Hambre: Balada de pájaros cantores y serpientes es una grata sorpresa para los fans de la saga y para aquellos que no lo son. No es necesario haber visto la tetralogía original para disfrutar de la precuela, que expande el universo de la saga distópica y se mantiene firme como una de las mejores franquicias del género.

    Para leer más: La precuela de 'Los Juegos del Hambre' es una sorpresa: La saga distópica no decae expandiendo su universo

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