Durante la producción de La sociedad de la nieve, Juan Antonio Bayona buscaba todo el rato lo que él y su equipo llaman "los accidentes del rodaje". "Vamos a encontrar esa imagen que nos cuente esta historia desde un lugar más profundo y más inesperado", afirma el cineasta en SensaCine en el pasado Festival de San Sebastián. Ese "inesperado" era clave a la hora de desarrollar este proyecto. Uno de los retos de llevar a la gran pantalla la conocida tragedia de los Andes es precisamente eso: que es una historia tremendamente famosa de la que se han escrito -y siguen publicándose- libros y se han hecho películas y documentales.
"Me di cuenta de que ellos [los supervivientes y las familias] necesitaban, todavía, seguir contando esta historia y que había como algo ahí que no habían sabido… No les había sido suficiente", recuerda el director. ¿Qué era lo que faltaba? Bayona dio en la tecla: centrar lo ocurrido en los que se quedaron allí arriba. "Fue interesante que nosotros desplazáramos el punto de vista, no tanto de la película hacia ellos, sino hacia los otros, los que no regresaron. Eso era el capítulo que faltaba".
Las mejores películas de 2023, según la redacción de SensaCineLa sociedad de la nieve llega a Netflix tras su estreno en cines -sigue disponible en salas-, después de ganar el Premio del Público en el Festival de San Sebastián, conseguir una nominación al Globo de Oro a Mejor película extranjera, 13 en los Goya y como nuestra representante en los Oscar 2024. El filme cuenta una de las mayores gestas de supervivencia de la historia. El 13 de octubre de 1972, el vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya se estrelló contra la cordillera de los Andes. De los 45 pasajeros que iban en el avión, solo 16 sobrevivieron a los 72 días que pasaron atrapados en la montaña. Gustavo Zerbino es uno de ellos, de los que regresaron.
"La convicción que J tenía cuando nos transmitió que quería hacer esta película", responde Zerbino sobre lo que le hizo a él y al resto de supervivientes y familias apostar por este proyecto.
Como añade:
Lo que él sentía que había que mostrar era exactamente lo que nosotros sentíamos que le faltaba a nuestra historia. Una visión más humana, más interior, más de emoción y sentimientos
Bayona lleva trabajando en esta historia desde antes de 2018, cuando se colocó detrás de las cámaras de Jurassic World: El reino caído. "Lo difícil fue encontrar la financiación", reconoce. "Es una película muy complicada de financiar porque es un presupuesto alto, con actores desconocidos uruguayos y argentinos y en español". El director es consciente de que haber dirigido una de las entregas de la nueva saga de Jurassic Park y los dos primeros episodios de la serie de Prime Video El Señor de los Anillos: Los Anillos de poder "seguramente ayudó" a poder rodar La sociedad de la nieve como él quería.
UN GESTO DE COMPASIÓN
La sociedad de la nieve toma su título del libro homónimo de Pablo Vierci, la novela mejor considerada sobre lo ocurrido esos más de dos meses en la cordillera de los Andes. La película es ya la tercera sobre el famoso accidente. René Cardona dirigió en 1976 Supervivientes de los Andes y Frank Marshall ¡Viven! en 1993.
"En la película, en la anterior, a los muertos se les había cambiado los nombres", dice Bayona sobre el filme de los años 90 protagonizado por Ethan Hawke. "Eso le dolió mucho a las familias. Fue una buena película para la época. Tuvo un impacto muy fuerte en nuestra generación, pero es verdad que ahí el tema de los muertos se quedó como una pequeña herida" añade. "Creo que eso, de alguna forma, les ha traído un poquito de paz a las personas que tienen que ver con esta historia", insiste sobre su versión.
"La película ¡Viven!, que estuvo muy bien porque fue un gran trabajo de Hollywood, Frank Marshall y su equipo, cuando termina la película, los actores parecía que venían de un 'weekend", compara Zerbino. "Cuando ellos [los actores de La sociedad de la nieve] terminaron la película, nos llamaban por teléfono llorando, y había personas que perdieron 28 kilos para filmar la película".
El milagro de los Andes es una historia tremendamente llamativa de por sí, pero lo es todavía más por la antropofagia a la que tuvieron que recurrir las víctimas del accidente para poder sobrevivir. "Cuando lees el libro de Pablo Vierci, la antropofagia es uno de los temas que se tratan, pero no es el que más me llamó la atención", afirma Bayona.
Como señala:
El gran cambio aquí fue cambiar el punto de vista: no poner el acento en el que se come el cuerpo de un amigo, sino en el amigo que da su cuerpo para que el compañero pueda llegar de vuelta a casa. Eso, para mí, era un giro muy importante porque lo que podía tener riesgo de que fuera escabroso, en verdad se convertía en un gesto de una gran humanidad. Un gesto de compasión
También tuvo muy en cuenta el aspecto visual. "Es muy difícil que, en dos horas, el espectador pueda entender lo que vivieron ellos en 72 días. Ellos, todo el tema de la antropofagia, lo convirtieron en algo anecdótico y eso, visto desde una sala de cine, es imposible. Intentamos velar por la intimidad de los supervivientes y, sobre todo, de los fallecidos. No nos interesaba entrar en las imágenes gráficas, nos interesaba mucho más sugerirlo".
UN VIAJE CON LOS ACTORES
Uno de los encargados de contar esta gesta delante de las cámaras es Enzo Vogrincic. El viaje del intérprete uruguayo con La sociedad de la nieve comenzó hace más de dos años, de los que estuvo seis meses de 'casting' y sin saber demasiado de qué trataba el proyecto. "Cuando leo el primer 'casting', que es un monólogo, digo: 'Esto tiene que ser de la tragedia de los Andes'. Ahí empecé a entregarme a ese delirio que no sabía que me iba a llevar dos años".
"En el rodaje no tuvimos ningún tipo de línea roja. Lo rodamos todo porque era importante para los actores: que pasaran por todo", destaca Bayona. "El planteamiento de la película era que el espectador entre dentro del avión con ellos y viva lo que ellos vivieron, crear esa especie de experiencia", añade. "Todo el planteamiento que hicimos fue ir de la mano con los actores y vivir el viaje que vivieron ellos de la forma más cercana posible".
La producción de La sociedad de la nieve se llevó a cabo, entre otros lugares, en Sierra Nevada (España) y no fue fácil. "Era un rodaje muy agradecido porque todo eran estímulos. Era un rodaje muy duro donde los actores estaban pasando hambre, estaban pasando frío… pero todo eran estímulos que ayudaban a la película. A mí, como director, me pasaba igual", cuenta Bayona. Vogrincic, que se mete en la piel de Numa Turcatti, reconoce que hubo más de un día complicado. "Por suerte tengo más mejores días que peores, pero hubo varios duros", recuerda sobre lo que supuso estar en la montaña con la nieve hasta las rodillas. "A las dos horas no sentías el pie y te quedaban ocho horas más de rodaje. Decías: 'Bueno, tengo el hotel. Tengo el hotel a la vuelta".
Uno de los momentos más complicados durante la producción fue grabar el alud que experimentaron los supervivientes:
Filmamos la avalancha y nos taparon la cara con nieve y teníamos que hacer cinco o seis tomas y repetir. Y no era que te tapaban la cara y salías. Te tapaban la cara e iban como a un plano… Estabas ahí, contenido y respirando a través de la nieve. Así estabas hasta que la angustia te sacaba de ahí
Pero la nieve no era lo único que hacía duro el rodaje. "Las escenas que tenías que hacer eran dolorosas", señala Vogrincic. "Unas ideas que son angustiantes y tienes que entrar ahí para poder atravesarlas. Se van volviendo cada vez más reales. A medida que vas jugando el juego de la actuación se te van volviendo un poco reales. Entras en unos lugares reales y eso te da en algún ensayo un golpe. Te encuentras con cosas tuyas que te derriban".
Zerbino y el resto de supervivientes fueron cruciales para los actores de La sociedad de la nieve. Por un lado, para poder ganar en libertad. "Tenían muchísima información. Se leían todos los libros… Entonces, eso permitía que era muy fácil improvisar porque estaban todos muy dentro de su personaje", cuenta Bayona. Por otro, porque había que conectar a nivel humano con los protagonistas de esta epopeya. "Cuando uno piensa en la historia, piensa en ellos como algo mitológico casi, una cosa que te distancia", destaca Vogrincic. "Cuando tienes que trabajar en construirlos, necesitas bajarlos".
"No éramos ningún monstruo, héroe… Éramos personas que la vida nos puso frente a una realidad totalmente adversa, sin precedentes", reacciona Zerbino. "Ahí florece la esencia del ser humano, esa voz interior que te hace luchar, te hace enfrentar lo imposible con la ilusión de lograrlo. Eso ocurre cuando se te acaban todas las posibilidades y tienes la rebeldía de la vida, de la juventud. Por eso creo que esta película le muestra a la gente, no eso de que mientras hay vida hay esperanza, sino que mientras que hay ilusión y esperanza hay vida. Nunca perdimos ni la ilusión ni la esperanza. Por eso estamos vivos".
Si quieres estar al día y recibir los estrenos en tu email, apúntate a la Newsletter de SensaCine