Gran apasionado del océano y buceador y submarinista profesional, la conexión de James Cameron con las profundidades ha marcado por completo su carrera. Aunque él no la considera su ópera prima -puesto que no llegó a terminarla- y no se siente especialmente orgulloso de ella, su primera acreditación como director de un largometraje es Piraña II: Los vampiros del mar, cuya acción transcurría en torno a las sesiones de submarinismo entre los restos de un naufragio. Años más tarde, tras consagrarse con Terminator y Aliens, el regreso, volvería a explorar su pasión por el agua en 1989 con el que sería uno de sus largometrajes menos conocidos, Abyss, pero profundamente especial para él.
Y aunque ahora cuesta imaginar un universo en el que no exista Titanic, un proyecto que el director ha reconocido que nació de su deseo por visitar los restos del naufragio, lo cierto es que James Cameron estuvo tan cerca de morir durante el rodaje de Abyss que la oscarizada película protagonizada por Leonardo DiCaprio y Kate Winslet y Avatar, la película más taquillera de todos los tiempos, pudieron no existir nunca.
Director de tres de las cuatro películas más taquilleras de la historia, Cameron pudo haber acabado muerto en su amado océano durante el rodaje de Abyss, cuando un imprevisto bajo el agua estuvo a punto de hacer que se ahogara. Él mismo lo contó en su aparición en una proyección de la edición especial de Abyss en el Beyond Fest de Los Angeles a finales de 2023, cuando reveló que casi no sobrevivive para ver la película terminada.
En Abyss, un submarino nuclear norteamericano queda atrapado en las profundidades del mar y un equipo de científicos de una petrolera cercana y un grupo especial del ejército son contratados para llevar a cabo un peligroso rescate.
Para llevarlo a cabo, Cameron ya demostró entonces que no tenía temor a utilizar rompedores efectos especiales e incluso ganó un Oscar, pero el rodaje bajo el agua supuso un auténtico reto que pudo costarle caro.
"Teníamos 'ángeles', que son buceadores de seguridad que estaban ahí, cada uno asignado a uno o dos de los actores, y les vigilaban en cada momento durante todo el tiempo. Pero no me estaban viendo a mí", explicó Cameron sobre las medidas de seguridad que tuvieron durante el rodaje, que se llevó a cabo a "9 metros de profundidad". Según el director, para permanecer a esa profundidad tenía que llevar peso en sus pies que lo mantuvieran sumergido al tiempo que se movía con su cámara y, aunque todo estaba bajo control, un incidente inesperado le puso en grave peligro.
Mientras rodaba, Cameron se quedó sin aire en el tanque y, aunque trató de alertar al director de fotografía, Al Giddins, por megafonía, éste no le escuchó: "Había tenido un accidente buceando y se reventó los tímpanos, así que estaba sordo como una tapia".
Estaba gastando mi última bocanada de aire en un sistema de megafonía submarino diciendo: 'Al... Al...' y él estaba de espaldas a mí
Entonces, Cameron pudo quitarse el equipo y tratar de nadar a la superficie, pero ocurrió otro contratiempo: uno de los ángeles de seguridad vio que estaba en apuros y trató de ayudarle, pero solo empeoró las cosas, porque no había comprobado la nueva máscara que le dio y esta estaba defectuosa. Cuando el director respiró, tomó una "profunda bocanada de... agua" y, no solo una, sino dos veces.
"A los buzos de seguridad se les enseña a sujetarte para que no embolices y dejes que tus pulmones se expandan demasiado al subir", explicaba el director por lo que el buceador le impidió subir, sin saber que Cameron seguía sin aire. Sin embargo, él, que también era un profesional y sabía lo que estaba haciendo, tuvo que tomar una determinación extrema para no morir:
No tenía forma de decirle que el regulador no estaba funcionando. Así que le di un puñetazo en la cara y nadé a la superficie y sobreviví
A pesar de que estuvo a punto de morir rodándola, Abyss fue una decepción en taquilla y las críticas no fueron demasiado buenas, pero luego se hizo de culto. Además, sirvió de un gran aprendizaje a Cameron, quien no perdió su amor por el océano y volvió a asumir el reto de rodar bajo el agua con Avatar 2.