Todo en Pixar Studios es reluciente. Las cajas de cereales y los infinitos tipos de cartones de leche que consumen sus trabajadores, las estatuillas de los famosos personajes que decoran su sede -desde el Buzz Lightyear de Toy Story hasta el Bob Parr de Los Increíbles-, las escaleras que comunican las plantas de sus diáfanas e increíbles instalaciones. Al verlas es difícil que a uno no se le abra la boca tanto como al pez cirujano Dory cuando, a pesar de su memoria ultracorta, se acuerda de cómo se habla el balleno. Y precisamente por ella estamos aquí. SensaCine visitó en abril las oficinas que el estudio de animación tiene en Emeryville, California, para saber todo sobre la secuela Buscando a Dory (estreno 22 de junio): cómo surgió el argumento, cómo se crearon los nuevos personajes y los entornos, la tecnología...
El listón estaba muy alto después de que Buscando a Nemo recaudara en 2003 casi 1.000 millones de dólares en la taquilla mundial y se alzara con el Oscar a la Mejor Película de Animación. Pero en Pixar se cuida todo al detalle y todo, absolutamente todo, empieza siempre por una historia que hay que contar. "No pensaba que hubiera más", nos comenta su director, Andrew Stanton (WALL·E. Batallón de limpieza). "Cuatro años con peces era suficiente". Pero algo le inquietaba, una idea calaba en su cabeza y lo mantenía despierto. En alerta. "Me di cuenta de que me preocupaba Dory. La idea de su pérdida de memoria a corto plazo y cómo le afectaba quedó sin resolver. ¿Qué pasaría si se vuelve a perder?".
1. La familia como tema clave.
Como sucede con Toy Story, Bichos o Monstruos S.A.; realmente como ocurre con todos sus títulos, Buscando a Dory es una película en la que la familia es un tema clave. "Dory es un personaje trágico", razona Stanton. "Se perdió y se culpa. Por eso le pide perdón a Marlin cuando se conocen [en Buscando a Nemo]". La historia de esta segunda parte se reanuda un año después de que Dory y Marlin surcaran el mar para encontrar a Nemo. Una gigantesca migración de rayas que atraviesa su barrio despierta recuerdos en Dory que, de pronto, rememora cómo se separó de sus padres hace muchísimo tiempo. Entonces, sin perder ni un segundo, decide emprender una nueva aventura para reencontrarse con ellos.
"Buscando a Dory nació de un picor que empecé a rascarme", señala el también guionista. "Cuando vemos a Dory por primera vez, nos enteramos de que no recuerda de dónde viene. Pero seguro que tiene una familia en algún sitio. Nos hace gracia cuando dice: "¿Dónde están?". Pero también nos da un poco de pena". "Dory parece feliz, pero estaba un poco perdida hasta que encontró a Marlin", añade la productora Lindsey Collins. "Su encuentro casual y su amistad es lo más parecido que ha tenido a una familia desde que era niña". Stanton reconoce que, pese a su carácter vivaracho, el personaje "era un poco bidimensional". "Siempre tuve la impresión de que era una fachada. Me pareció que teníamos que contar al público lo que le ocurrió de niña". Tiene problemas de memoria, sí, pero su memoria emocional permanece intacta. No olvida nunca que quiere a Nemo y a Marlin, y por eso recurre a su ayuda. "Desencadena una búsqueda, tanto interior como exterior", aclara el co-director Angus MacLane.
2. Abrazar el caos para alcanzar el éxito.
En Pixar, todo el mundo apechuga. Sus trabajadores son como diminutas hormigas dentro de una colmena; cada uno tiene sus funciones y, aún así, se vive un ambiente de colaboración único digno de una profesión tan creativa como la de concebir personajes desde cero y dotarlos de vida propia. "El guion nunca está cerrado", comenta Jeremy Lasky, director de fotografía y encargado de crear planos y secuencias que ayuden a contar la historia potenciando los temas de cada filme. "Abrazamos el caos para que nuestras películas sean mejores. Es una herramienta poderosa, aunque parezca una locura".
Prácticamente al comienzo de la película, la heroína acaba en el Instituto de Biología Marina, un centro de rehabilitación para la vida acuática situado en la costa de California donde conoce a nuevos personajes como Bailey, una ballena beluga blanca; Destiny, un tiburón ballena, y Hank, un pulpo cascarrabias de siete tentáculos. "Es una película sobre Dory y vemos lo que ven sus ojos", advierte Lasky. "El espectador es muy sensible a lo que es real y a lo que no. Por eso utilizamos una cámara virtual, que vuelve realista esta fantasía". La 'virtual camera' permite previsualizar la posición de la luz, de los personajes y recrear situaciones y ambientes de miedo o de felicidad en función de las necesidades. En la iluminación, por ejemplo, trabaja Ian Megibben, que destaca que los humanos siempre permanecen en un segundo plano o en la sombra para que Dory siempre sea nuestro punto de vista.
3. Diferentes espacios, diferentes ambientes.
En Buscando a Dory, tanto el pez cirujano azul como Marlin y Nemo pasarán por distintas localizaciones lo que, a su vez, se traduce en una aventura totalmente nueva para el espectador. "Nuestra tecnología ha avanzado mucho desde entonces", subraya Stanton, "pero nos atenemos al diseño, al aspecto y a la filosofía de la película original. Así que tuvimos que 'colar' las mejoras. Nuestra iluminación es más compleja. La flora y la fauna tienen más detalles". Hace 13 años, cuando se estrenó Buscando a Nemo, Pixar no disponía de la tecnología adecuada y, a pesar de ello, consiguió reflejar la impresión de que los personajes, criaturas acuáticas en este caso, se encontraban bajo el agua. Esta segunda parte empieza en el arrecife de coral, donde viven los peces payaso Marlin y Nemo, pero no se queda ahí.
El arrecife es un homenaje a la diversión y a la familia. "Es un lugar seguro y cómodo", desarrolla Lasky. Por el contrario, el Instituto de Biología Marina de California es su polo opuesto. "Es un espacio geométrico y repleto de lugares abiertos", dice Megibben. "Hank y Dory están expuestos, de ahí el empleo de las sombras". La protagonista se siente muy pequeña en el mundo humano y desde el estudio querían que nos sintiéramos en su piel o, para ser exactos, en sus aletas. Las imágenes son más avanzadas que en Nemo, con mayor o menor profundidad en cada caso. Se ha utilizado una cámara virtual que imita a una real de 35 mm y a otra de 16 mm. ¿Para qué? La primera consigue que la animación sea muy realista y la segunda crea planos al detalle como los de una cámara macro.