"Las historias son criaturas salvajes. Las historias persiguen y muerden y cazan". Estas palabras forman parte del libro que ha inspirado a Juan Antonio Bayona (Lo imposible) a adentrarse de nuevo en el mundo de la dirección cinematográfica con Un monstruo viene a verme. La novela escrita y guionizada por Patrick Ness habla sobre la vida de Conor, un niño de 13 años que, para superar la terrible enfermedad de su madre y el maltrato que sufre en el colegio, imagina todo un mundo de fantasía en el que un gran tejo cobra vida. La labor de este personaje consiste en ayudar al protagonista a encontrar "su verdad" mediante la narración de tres historias, dos de las cuales han sido introducidas en la película como pequeños segmentos de animación. ¿Quieres conocer todos los detalles del proceso creativo de estas fábulas?
Adrián García, director creativo de Headless, ha sido el encargado de supervisar y materializar, junto a su equipo, todos los fragmentos de animación incluidos en la cinta. En SensaCine hemos tenido la oportunidad de entrevistarle para que sea él mismo quien nos explique todas las curiosidades y anécdotas no reflejadas en la gran pantalla. ¿Cuánto tiempo han tardado en elaborarlos? ¿Con qué complicaciones se han encontrado? Echa un vistazo a todas las fases de este trabajo a continuación:
La idea inicial de J.A. Bayona
El primer encuentro entre el estudio y el director se produjo durante la promoción de El orfanato y Nocturna, dos cintas que llegaron a las salas de cine españolas en 2007. A partir de ahí, Bayona se mostró interesado en el trabajo de este grupo de animadores y mantuvo el contacto por la Red, llegando incluso a visitar su entorno de trabajo antes de presentarles alguna propuesta. "Fue por Internet. Un día estaba conectado y nos llegó un mensaje que decía: "Oye, estaba buscando el estudio porque os quiero proponer una cosa...", y entonces quedamos", explica García.
El director catalán se sentía muy seguro con la idea de introducir animación en la película, pero carecía de experiencia dentro de este mundo. El contacto con el creativo hizo que todo comenzase "desde la semilla. Tanto Bayona como él imaginaron distintas posibilidades, y los cuentos, poco a poco, comenzaron a cobrar forma. Aunque la idea inicial estuviese relacionada con este estilo cinematográfico, al principio los detalles no estaban nada claros: ¿Cómo deberían ser los dibujos? ¿Cómo podían hacer que no se pareciesen a nada que no existiera en ese momento? Todo suponía un gran reto.
Bayona es una persona a la que le gusta mucho que la gente de su alrededor aporte. Él tiene sus referentes, pero también tenía muy claro que quería crear algo que no recordase a nada, que fuese original".
El aportar diariamente ideas que puedan ser llevadas a cabo es una tarea fundamental dentro del equipo de trabajo del director. El proceso creativo de estos dos fragmentos comenzó al mismo tiempo que el desarrollo del guion. "Nosotros empezamos a proponer ideas muy dispares y a hacer los primeros bocetos. La fecha de estreno nos parecía muy lejana, así que invertimos tiempo en distintos bocetos, propuestas y demás", continúa. A pesar de estar continuamente dando rienda suelta a la imaginación, García afirma que el cineasta catalán no es una persona que esté continuamente sobre el equipo. Su libertad creativa, pues, residía en el intercambio de ideas y opiniones con el director de Lo imposible.