La verdad es que los tops (y variantes) uno no los hace si no que se los encuentra. Nunca tengo un plan definido -bueno, casi nunca- sobre qué es lo siguiente que voy a hacer, simplemente me encuentro con ello: le doy vueltas y vueltas, me lanzo al vacío, me ilusiono terriblemente, luego esa ilusión pasa a ser una obsesión convirtiendo lo que iba a ser fácil en casi una pesadilla y, al final, acabo irremediablemente arrastrando a los demás a mi paso -en este caso a Ana, que me edita el vídeo, y a Paula, que me edita el especial- para poder llevarlo a buen puerto. Así me pasó, por ejemplo, con el spaghetti-western, me encontré con Cara a cara (1967) de Sergio Sollima, decidí hacer un TOP 20 de títulos del subgénero -"haz algo fácil y rápido", me dije; que hablo mucho conmigo mismo- y, de nuevo la obsesión, el arrebato, arrastrándome por decenas de westerns europeos y, para cuando me quise dar cuenta, ya había escrito el guión de un nuevo A Quemarropa. Dos meses editando que lleva Verónica. En fin.
Más de 250 actividades y proyecciones celebrarán el 6 de octubre el día del cine españolCon el cine español me ha venido a pasar lo mismo. Alejado de todo y de todos en el periodo vacacional, casi incomunicado, superando la depresión de un año de honda fractura psicológica, me volví a ver El desencanto (1976) de Jaime Chávarri (aunque siempre he pensado que los verdaderos dueños de la película son los Panero y el montador José Salcedo). Porque yo nunca tuve la oportunidad de conocer al flâneur Michi Panero, pero sí he visto varias veces este documento histórico-casi-bíblico, en que los restos de los Panero se exhiben a tripa abierta desde una Astorga que parece escrita por Marcel Proust. Como toda gran película, no fui yo quien la vio a ella, sino que fue ella la que pasó por encima de mí como una apisonadora con rodillos de hormigón. Impacto. Al día siguiente me vi El crimen de Cuenca (1980) de Pilar Miró y La verdad sobre el caso Savolta (1980) de Antonio Drove. Y así es como un simple capricho -”venga, voy a volver a verme El desencanto”- se convirtieron en tres semanas de trabajo y, en consecuencia, en el top que estás a punto de ver. Ojalá haya merecido la pena.
Una advertencia antes de empezar. Para hacerme un poco más fácil lo imposible decidí, siguiendo el consejo del crítico Daniel de Partearroyo -"poner a Orson Welles es hacer trampa"-, dejar fuera las coproducciones de director extranjero habladas en idioma foráneo. Si cumplía estos tres términos: no entra en el Top. Así que el lector no podrá encontrar en el mismo obras maestras como Campanadas a medianoche (1965) de Orson Welles; El cebo (1958) de Ladislao Vajda; La muerte tenía un precio (1965) de Sergio Leone; El halcón y la presa (1966) de Sergio Sollima; El laberinto del fauno (2006) de Guillermo del Toro; El tío Boonmee recuerda sus vidas pasadas (2010) de Apichatpong Weerasethakul; o Fast & Furious 6 (2013) de Justin Lin.
Y, ahora, a disfrutar o a indignarse, eso ya depende de cada uno.
LAS MEJORES PELÍCULAS DEL CINE ESPAÑOL – PUESTO 50: 'LA CAJA 507' (2002), de Enrique Urbizu (2002)
El realizador vasco ha sido una de las piezas claves en la renovación del thriller en nuestro país. La vida mancha (2003) o No habrá paz para los malvados (2011), también con un totémico José Coronado como protagonista, dan buena prueba de ello. En La caja 507 está el Urbizu más eléctrico: es rápida, es violenta, es seca y contiene las frases más expeditivas de su filmografía.
LAS MEJORES PELÍCULAS DEL CINE ESPAÑOL – PUESTO 49: 'CONDENADOS A VIVIR' (1972), de Joaquín Romero Marchent
Con permiso de El precio de un hombre (1966) de Eugenio Martín, estaríamos delante del mejor chorizo-western español. Marchent, ya sabéis, idolatrado por Tarantino, logra en Condenados a vivir un cruce entre el western y el terror, en una película salvaje, imprevisible y macabra que no esquiva el gore para hacer aún más truculento el entuerto.
LAS MEJORES PELÍCULAS DEL CINE ESPAÑOL – PUESTO 48: 'DANTE NO ES ÚNICAMENTE SEVERO (1967), de Joaquin Jordà y Jacinto Esteva
Película-manifiesto de la Escuela de Cine de Barcelona, se mueve entre el surrealismo y la modernidad, entre Buñuel y Godard, entre el absurdo y la radicalidad. Dicha escuela daría otras joyas de vanguardia como Noche de vino tinto (1966) de José María Nunes -con el mismo protagonista: Enrique Irazoqui, el Cristo de Pasolini- o Vampir-Cuadecuc (1971) de Pere Portabella, aunque con quién mejor hermanaría Dante no es únicamente severo es con esa barbaridad de Gonzalo García Pelayo llamada Vivir en Sevilla (1978).
LAS MEJORES PELÍCULAS DEL CINE ESPAÑOL – PUESTO 47: 'VERANO 1993' (2017), de Carla Simón
El debut en el largometraje de la realizadora barcelonesa Carla Simón ha sido una de las grandes sorpresas de nuestro cine más reciente. Verano 1993 es un relato sobre la pérdida y el duelo desde la mirada de la infancia sin caer en sensiblerías ni excesos melodramáticos. Una película delicada y paciente capaz de arrebatar tanto por su belleza como por su honestidad.
LAS MEJORES PELÍCULAS DEL CINE ESPAÑOL – PUESTO 46: 'PÁNICO EN EL TRANSIBERIANO' (1972), de Eugenio Martín
Una de las joyas del fantaterror ibérico de los 70, como también lo sería, por ejemplo, No profanéis el sueño de los muertos (1974) de Jorge Grau. Con un reparto y un look muy Hammer Films -los protagonistas son Christopher Lee y Peter Cushing, además de un bestial Telly Savallas- Pánico en el Transiberiano es una historia de tren con monstruo que va vampirizando a los pasajeros conjuga suspense y terror mezclando la pesadilla antropológica y el fanatismo demoníaco.
LAS MEJORES PELÍCULAS DEL CINE ESPAÑOL – PUESTO 45: 'BALADA TRISTE DE TROMPETA' (2010), de Alex de la Iglesia
Es cierto que a Álex de la Iglesia siempre se le recuerda por su icónica (y divertidísima) El día de la bestia (1995), lo cierto es que tiene películas mayores y mejores, caso de Muertos de risa (1999) o La comunidad (2000). Siendo mi favorita la más ambiciosa de todas: esta Balada triste de trompeta ambientada en la Guerra Civil Española con un Joker protagonista tan demencial y desquiciado como sólo Carlos Areces podría lograrlo.
Crítica de Balada triste de trompeta.
LAS MEJORES PELÍCULAS DEL CINE ESPAÑOL – PUESTO 44: 'EL ANACORETA' (1976), de Juan Estelrich
Único largometraje dirigido por Juan Estelrich sobre una idea de Rafael Azcona que nadie parecía querer realizar, El anacoreta es un relato triste y bello a la par sobre la dignidad humana y la carroña que la rodea para devorarla. Fernán Gómez da vida a este inolvidable anacoreta, un hombre íntegro y afable que, básicamente, quiere que la gente le deje en paz, pues él es feliz encerrado en su lavabo de por vida.
LAS MEJORES PELÍCULAS DEL CINE ESPAÑOL – PUESTO 43: 'EL FUTURO' (2013), de Luis López Carrasco
En su debut en solitario en el campo de largometraje el realizador Luis López Carrasco retrata una fiesta de jóvenes, a modo de found-footage de la época, la noche en el que PSOE ganó las elecciones en 1982. Ejercicio soberbio de estilo en forma y fondo, El futuro es también una película crítica en lo político y en lo social, que acaba por desprender una inusitada tristeza.
LAS MEJORES PELÍCULAS DEL CINE ESPAÑOL – PUESTO 42: 'DEL ROSA... AL AMARILLO' (1963), de Manuel Summers
Defenestrado por la crítica por sus películas de cámaras ocultas y las puestas al servicio del grupo de música de su hijo -todas ellas taquillazos- lo cierto es que Manuel Summers tiene como mínimo dos obras maestras inapelables: el documental Juguetes rotos (1966) y esta Del rosa... al amarillo donde se narran dos historias de amor, ambas bellísimas, en dos edades del hombre distintas: la infancia y la vejez.
LAS MEJORES PELÍCULAS DEL CINE ESPAÑOL – PUESTO 41: 'LOS AMANTES DEL CÍRCULO POLAR' (1998), de Julio Medem
Hoy parece increíble recordarlo pero hubo una época en la que la facilidad de Julio Medem para cruzar lo hortera con lo poético, lo terrenal con lo feérico y lo desquiciado con lo emocionante, era algo realmente fuera de norma. Vacas (1992), La ardilla roja (1993), Tierra (1996) y, especialmente, Los amantes del círculo polar, con su juego de causalidades en espiral y su tan triste como hermosa (de nuevo el cruce imposible) historia de amor, estarían en lo mejor de su cine.
Crítica de Los amantes del círculo polar.