The Crown es una de las mejores series recientes y siempre arrasa en las entregas de premios, pero, aunque la ficción desarrollada por Peter Morgan recrea el reinado a lo largo de la historia de la Reina Isabel II con absoluto respeto, siempre se ha querido dejar claro que la serie se toma bastantes libertades a la hora de presentar su relaro. The Crown es, en palabras de la propia Netflix, una "dramatización ficticia inspirada por sucesos reales", de modo que, temporada tras temporada los espectadores siempre se acaban preguntando qué partes de la historia se corresponden con la realidad, cuáles sucedieron de forma diferente o cuáles han sido directamente inventadas.
Ambientada en un contexto histórico de varias décadas, muchos de los eventos históricos representados en la serie realmente sucedieron, sobre todo en lo que se refiere a los acontecimientos políticos o detalles de la historia conocido por todos. Sin embargo, nadie puede saber realmente qué sucedió de puertas para dentro, en la intimidad de la Familia Real británica. Mientras que de algunas anécdotas y tramas cubiertas por The Crown existe evidencia, otras se trata de libertades creativas a menudo cimentadas sobre libros y otra serie de fuentes, pero cuyos detalles más específicos desconocemos por completo.
No es una sorpresa que la representación de la princesa Diana sea considerada como una de las más precisas de la serie, puesto que Lady Di dejó constancia de muchas cosas en diversas entrevistas y, según sostiene el autor de Andrew Morton, ella misma contribuyó de forma notable con la biografía. A la hora de representar a Diana Spencer Peter Morgan y Elizabeth Debicki tienen mucho material con el que trabajar, lo que no ocurre con otros importantes personajes. Sin ir más lejos, John Major, sucesor de Margaret Thatcher como Primer Ministro en 1990, ha descrito la serie como un "torrente de tonterías" y asegurado que muchas cosas de las que se muestran en ella no sucedieron, como su conversación con el Príncipe Carlos sobre la abdicación de la Reina.
Como en cada temporada, los espectadores rápidamente enumeraron las imprecisiones históricas de la quinta entrega de The Crown, así como la exactitud de determinadas anécdotas reales. Asimismo, hay una curiosa anécdota real que en su día fue bastante conocida, que tuvo lugar en los años que cubre la nueva temporada y que la serie ha preferido no incluir: cuando la Reina Isabel II fue víctima de una broma telefónica en un programa de radio canadiense de CKOI FM.
Ocurrió en el año 1995, cuando un locutor de radio llamado Pierre Brassard se hizo pasar por el entonces primer ministro canadiense, Jean Chretien, y los dos conversaron durante 17 minutos en los que hablaron de política en general y en especial del próximo referéndum canadiense que iba a tener lugar. Es curioso, porque lo único que necesitó el programa fue llamar a Palacio, afirmar ser el primer ministro y se comunicó directamente en una llamada en la que la Reina habló de forma más distendida y relajada de lo que hasta entonces habíamos estado acostumbrados a escuchar y opinó de política, algo nada habitual en ella.
Tras revelarse el engaño, el Palacio Real lo describió como "lamentable" e "molesto" y se inició una investigación, pero la forma en la que se había mostrado la Reina la dejó en muy buen lugar. Asimismo, en años posteriores no sería la única en ser objeto de bromas parecidas, con el príncipe Harry siendo engañado por unos YouTubers rusos que se hicieron pasar por Greta Thunberg en 2020 o la propia Lady Di en 1996, cuando creyó que estaba hablando por teléfono con Stephen Hawking.
