Con el estreno de la serie La Ruta en Atresmedia Premium se ha conseguido que se vuelva a hablar de un movimiento cultural único en la historia de España y de Europa: el de la denominada Ruta del Bakalao. La serie protagonizada por Àlex Monner, Claudia Salas, Elisabet Casanovas y Ricardo Gómez abarca los años clave de la denominada Movida Valenciana: desde su eclosión a comienzos de los 80 hasta su declive en 1993 debido a la masificación y la criminalización por parte del gobierno y las autoridades de aquella expresión de libertad juvenil, nunca vista en nuestro país hasta el momento. Muchos son los ensayos y reportajes en torno a ella y, gracias a Internet, se han rescatado muchas de las sesiones musicales que allí se escuchaban. Pero, lamentablemente, escasea el material en vídeo de aquellas noches -y días- de desenfreno, salvo algunos reportajes como el documental 72 horas... Y Valencia fue la ciudad o el especial de 1993 emitido en Canal+: Hasta que el cuerpo aguante (que levantó gran revuelo en la sociedad de la época). Esta es la historia de una generación de jóvenes que vivieron una época que abarcó desde la muerte de Francisco Franco hasta mediados de los años 90.
Fin de la dictadura y orígenes del movimiento
Aunque Franco muere en el año 1975, los españoles ya llenaban salones de baile antes del fallecimiento del dictador, lugares en los que sonaban grandes éxitos e incluso música lenta (el denominado "agarrao", para que las parejas tuvieran su momento meloso de la noche. El hombre no solía bailar, su función era beber en la barra, dar alguna vuelta por el local y básicamente ligar. De hecho al que bailaba se le consideraba homosexual y ver a un hombre bailando solía suponer los primeros compases para una pelea. A finales de los años 60 se da un hecho curioso en el levante español: la compra de muchas salas por parte de los denominados ‘pied noirs’, argelinos con mucha visión de negocio y trataban de importar el modelo de la 'discoteque' francesa a España. De esta manera surgió la escena nocturna en Benidorm. Allí trabajó un tiempo Juan Santamaría, uno de los principales impulsores de la Ruta Valenciana, que también pinchó en Francia, Sitges o Ibiza. Santamaría fue uno de precursores de lugares valencianos tan emblemáticos como Chocolate o Metrópolis. Fue, digamos, el primer dj en poner música de vanguardia en los locales valencianos. Otro de los nombres propios de aquellos primeros años del movimiento es el de Carlos Simó, uno de los primeros djs de Barraca, que junto a Santamaría sería uno de los que conseguiría sacar de la pista los ritmos funk y disco -impuestos por el éxito de Fiebre del Sábado noche- y empezar a meter otro tipo de música en las cabinas. Simó se negaba a poner música lenta o canción popular española, lo que fue visto con recelo al principio por muchos pero que después le otorgaría a todo aquello una identidad propia.
Sin una normativa generalizada sobre locales de ocio son las autonomías las que regulan este aspecto, y nadie sabía si el llamado "toque de queda" de la dictadura volvería alguna vez. La gente empezaba a perder miedo a salir por la noche y a quitarse prejuicios. En Valencia sucede un fenómeno curioso y es que, a diferencia de Madrid, los llamados ‘modernos’ no venían de la capital: eran chavales de la comarca que buscaban sus foros de encuentro en las grandes discotecas. Lejos de las miradas, las habladurías e incluso las humillaciones que estas personas que vestían o se expresaban de manera estrafalaria sufrían en sus respectivas localidades, encontraron en las discotecas un lugar de refugio y es que la seguridad que había en estos locales les trataba como clientes y evitaban cualquier tipo de conflicto entre el público. Estas personas eran las que demandaban ese sonido vanguardista surgido de movimientos musicales como los nuevos románticos o la 'new wave'. De esta manera se empezó a marcar la pauta en cuanto al tipo de clientela que regentaba aquellos grandes locales de las afueras, algo que no sucedía en el centro de Valencia. Algunos empresarios no supieron adelantarse al fenómeno y fue un grupo de pioneros el que vió el filón que prometía esta nueva hornada de muchachos inconformistas de pueblo.
Parece ficción, pero es real: Las personas reales que inspiraron ‘La Ruta’Barraca sería una de las discotecas más innovadoras de la época a base de creatividad y expresión artística. Era un lugar donde las 'performances' y la moda de vanguardia se daban la mano. Un lugar sin funky, ni disco, ni música popular española que influiría en la forma de trabajar de muchos de los locales de La Ruta. Allí los ritmos funky y disco dieron paso al sonido de la guitarra de grupos de la 'new wave' como Sisters of Mercy, B. Movie o The Stone Roses. Las discotecas comenzaban a convertirse en foros de encuentro para toda una generación en busca de nuevas sensaciones. Apenas 500 metros de distancia de Barraca abriría el mítico local Chocolate, con el ya citado Juan Santamaría en la cabina. Ideada como una discoteca para gente de clase alta, acabó convertida en una oda a los ritmos más oscuros y una especie de sitio en el que se celebraba la decadencia. Debido a sus problemas financieros el local se quedó con poca iluminación, lo que aprovecharon sus propietarios para darle una vuelta al concepto y transformarlo en el refugio de góticos, siniestros, 'after punks' y nuevos románticos. Allí daba sus primeros pasos en la música el dj Toni Vidal, conocido como "el gitano", que se subió a aquella ola de ritmos oscuros y ropa extravagante para hacer del público del local en sus adeptos.
El no tener una normativa de regulación de locales nocturnos llevó a Toni Vidal a programar algo que no se había hecho nunca en España hasta el momento: programar conciertos a las 2 y a las 7 de la mañana, lo cual en ocasiones dejaba perplejos incluso a los grupos a los que iban a tocar a Chocolate. Pero no sólo pretendía generar confusión entre los músicos que tocaban, sino que además muchas de estas actuaciones eran por sorpresa para el público, lo que acabó convirtiéndo a ese antro oscuro en un lugar de culto. Mientras no se quebrara la convivencia entre el público, era un lugar donde había tolerancia absoluta. Valencia se iba convirtiendo en un espacio habitual para directos internacionales de grupos de moda por aquel entonces. El nombre de la serie La Ruta, en realidad vino de los medios de comunicación y posteriormente fue utilizado por las discográficas para temas y recopilatorios editados en los 90, pero ordinariamente los oriundos de Valencia llamaban a todo aquello "La marcha". También se adoptó el término 'cañero' para aquellas personas que vivían a tope aquellas noches de desenfreno, una personalidad que fue parodiada por los cómicos de La Hora Chanante en la figura de Vicentín.
Expansión y nuevas salas
A comienzos de los 80 abriría sus puertas Espiral, mítica sala de la noche valenciana y en la que se ambienta parte de la trama del primer capítulo de la serie titulado: Puzzle, 1993. Allí también pinchaba música R.A.F.A. el locutor de Radio Spektra que se suicidó en directo tras sentenciar "la fiesta debe continuar" y pinchar el tema Reel de la formación Aurora. Sento (Ricardo Gómez) hace referencia a este suceso, pero los responsables de la ficción han decidido cambiar su nombre por el de Rulo (personaje que también aparece en el primer y segundo episodio). La discoteca vivió su auge a partir de 1983 con los hermanos Quique y Juanjo Serrano en su cabina y para muchos era el local donde mejor música se escuchaba de todo el literal valenciano. Inspirándose en el sonido de la sala, los músicos German Bou y Rafa Garcia compusieron Espiral - 'Dunne' uno de los himnos de La Ruta Destroy. Allí también se programaban gran cantidad de conciertos y por su escenario pasaron bandas internacionales como Siouxsie And The Banshees o grupos españoles del momento como Golpes bajos.
En el tercer capítulo de la serie los padres de Marc (encarnados por los actores Sonia Almarcha y Luis Bermejo) van por primera vez a ver una actuación de su hijo en una discoteca: A.C.T.V. Se trata de uno de los momentos más emotivos del episodio, ya que ambos nunca disfrutaron de una sesión en directo de Lucas (su hijo mayor y en la ficción todo un icono del movimiento). Esta sala se hizo muy popular gracias a unas sesiones matinales de domingo que se alargaban hasta bien entrada la tarde. A día de hoy es una de las marcas que más sobrevive al olvido gracias a su fuerte inversión en merchandising y a un logotipo muy popularizado durante los años 90. Comenzó su andadura a mediados de los años 80 en antiguo salón de baile de la Playa de la Malvarrosa llamado Térmas Victoria. El nombre de A.C.T.V. lo ideó su nuevo propietario -empeñado en reformar aquel longevo lugar y darle un nuevo ‘leit motiv’- un aficionado al videoarte llamado Julio Andújar. Como bien cuenta este mismo en el documental documental 72 horas… Y Valencia fue la ciudad:
Se me ocurrió la idea de montar un local que abriese de día y de noche. Como estaba ubicado en Termas Victoria y la idea era ofrecer una actividad cultural, la llamamos ‘Actividades Culturales Termas Victoria’ que pasó a ser A.C.T.V.
Las tribus urbanas y los djs: Máxima expresión del movimiento
¿Qué sucedió para que un movimiento contracultural derivase en masificación? Mucha gente se ha quedado con la imagen de un lugar en el que se movía mucha droga, sonaba música estridente y con muchas muertes en la carretera. Pero, sin embargo, estamos hablando de una corriente impulsada por grandes nombres de la época -y que a día de hoy son historia del país- como el diseñador Francis Montesinos, el artista Mariscal o incluso la ex ministra de cultura Carmen Alborch, y por el que desfilaron talentos como Pedro Almodóvar, Loquillo, Antonio Banderas o Enrique Bunbury. Personalidades que encontraron en aquel lugar un refugio para desinhibirse y expresarse con libertad. A pesar de que gran parte de la sociedad española asocia a La Ruta del Bakalao con música electrónica, en realidad todo parte como hemos podido ver del rock y la música en directo de aquellos locales de la comarca.
Por ese movimiento de vanguardia convergieron no pocas tribus urbanas: punks, 'after punks', 'mods', 'rockabillys', nuevos románticos y, por supuesto, los que más tarde se denominarían 'bakalas'. Un conjunto de personas dispuestas a vestir y actuar de manera estrafalaria, en busca de una identidad propia. En este contexto surgiría una figura que ya forma parte del ideario colectivo: la del dj, conocido anteriormente como pinchadiscos. Un oficio que no había tenido cabida antes en nuestro país y que sería el germen de una tendencia que coloca hoy en día a las personas que lo ejercen como auténticas estrellas de la noche.
Madrid tenía el poder de la capital y un carismático alcalde (Tierno Galván) que supo adaptarse a los tiempos y subirse al carro de la llamada Movida Madrileña, que es la que más ha calado en el ideario popular. Pero Valencia también se situaba en esa vanguardia que suponía una transformación de la sociedad hacia la modernidad y que rompía con los estándares culturales anteriores. Un movimiento transgresor ligado al ocio, al consumo y al divertimento como consecuencia del fin del Franquismo. Las 'performance', espectáculos, el arte que rodeaba a la gente y los locales valencianos, o algunas fiestas -imposibles de recrear a día de hoy- son ejemplos de esta vanguardia. También Ibiza, aunque sólo durante la época estival fue contagiándose de ese espíritu -tomando a la La Ruta como referencia- aunque al final fue tomando una marcada identidad propia. El movimiento isleño se podrá ver en la secuela ibicenca de La Ruta.
Drogas, masificación y decadencia
Como todos los movimientos musicales, la Ruta Destroy tuvo su propia droga: la llamada mescalina. Un elemento que servía para alargar la noche y que se desatara la euforia entre las diferentes tribus urbanas que se daban cabida en aquellos locales de la comarca. Era una capsula de color verde que contenía dentro un polvo blanco y sus efectos eran una combinación de estimulación y alucinógenos en menor cantidad. Los hombres empezaron a usarla para desinhibirse a la hora la de bailar (ya que como dijimos anteriormente no era habitual). Hay mucha leyenda en torno a estas legendarias drogas y su origen. También se ha especulado mucho con su composición: algunos piensan que era un derivado del peyote y otros una mezcla de MDMA y cafeína. El químico que las elaboraba dio con la fórmula perfecta para acompañar aquellas noches y se transformaron en el narcótico más cotizado de todo el litoral valenciano: los extranjeros que acudían de visita a la comunidad llegaban a pagar un dineral de la época por ellas. Pero como un buen día las mescalinas llegaron se fueron, y se acabó su distribución. También hay mucho rumor en torno a su desaparición, pero el mayor de todos gira en torno a que el diseñador de las mismas se encontraba demasiado presionado por las mafias locales y tuvo que desaparecer dejando huérfana a su clientela. Fue entonces cuando drogas más agresivas comenzaron a entrar en escena, como la cocaína (la cual consumen abiertamente los protagonistas Marc y Sento) o el éxtasis (protagonista del segundo capítulo con Toñi y el atleta olímpico). El cantante Enrique Bunbury llega a hablar de las mescalinas en el documental 72 horas… Y Valencia fue la ciudad:
Personalmente recuerdo la cosa de las mescalinas. Que creo que era el momento mágico, porque era algo que ya nunca se volvió a repetir
Pero si hay un término que definió aquella ruta de discotecas por la que muchos jóvenes pasaban cada fin de semana es el de 'Bakalao'. No se sabe muy bien quién acuño aquel término, pero era habitual entre el público escuchar que en determinados locales "había bacalao". Sin tener relación con el pescado, se usaba la palabra para hablar de la calidad de la música en determinada discoteca o el buen rollo que había entre el público. Poco que ver con lo que acabó siendo: un sinónimo de la música máquina, cuando el fenómeno se popularizó a comienzos de los 90. Muchos empresarios y trabajadores de la noche valencia no acababan de ver con buenos ojos aquello de La Ruta del Bakalao, por ello se sacaron de la manga el término Ruta Destroy. Una nueva denominación a la que se unieron muchos adeptos y que hacía referencia al estado en el que acababan muchos cañeros tras las famosas 72 horas de fiesta ininterrumpida de las noches del litoral valenciano.
A finales de los 80, mientras en todo el mundo triunfaba un estilo musical del baile denominado Acid House, en España esta forma de música electrónica no llegó a cuajar y se impuso un modelo autóctono derivado del Eurodance y el Techno alemán, conocido popularmente como 'Bakalao' y posteriormente como música Máquina. El sonido ácido nacido en Chicago sólo llegó a tener cabida en una discoteca de la ruta: A.C.T.V. por imposición de su dj residente: Tony "el gitano". Valencia se separa poco a poco de la vanguardia electrónica huyendo de aquellos ritmos repetitivos y poco contundentes, lo que llevaría inevitablemente a la desaparición del movimiento a finales de los 90. Los discos de importación -salvo las producciones de sellos italianos- dejan de llegar a Valencia y se imponen con fuerza las discográficas independientes valencianas. Esto lleva a un conglomerado que abarcaría productoras, discotecas, djs y emisoras de radio en torno a una forma concreta de hacer música. El 'Bakalao' llena recopilatorios superventas, suena en todas las radios y se populariza entre un gran número de adolescentes ajenos a la Movida Valenciana.
"Vosotros habéis traído un elefante, pero yo aquí puse tres": la anécdota real tras el elefante de 'La Ruta'Con los empresarios haciendo cajas millonarias, tratan de hacer el fenómeno más accesible para toda la población pero le restan autenticidad: dejan de invertir en arte para cartelería, diseños, performances y en conciertos. De esta forma, la figura del dj pasa a imponerse por completo y el sonido de las guitarras desaparece de las salas en pos de la música producida con una computadora. En aquella autarquía musical las discotecas comienzan a franquiciarse y empezaban a vender gran cantidad de 'merchandising'. En 1993 (año en el que arranca la ficción de ATRESmedia) comienza lo que para muchos es el colapso: la gran afluencia de jóvenes de toda parte de España a los locales de La Ruta llama la atención de los medios y con ello el de las autoridades que, debido a la escasa regulación de locales de ocio nocturno, se habían mantenido más o menos al margen del fenómeno, que pasaría de ser una pequeña alarma social a debate político: se llegó a vincular el llamado "crimen de Alcasser" (cuya historia está relatada en el popular documental de Netflix) con la Ruta. Comenzó a aplicarse con dureza la llamada "Ley Corcuera", a través de la Policía Nacional y Guardia Civil. Un fenómeno que comenzó como un grito de libertad por parte de multitud de jóvenes a la vanguardia se había criminalizado y era habitual ver en televisión reportajes que mostraban la cara más dura de la Movida Valenciana.
Todos los domingos tienes un nuevo capítulo de La Ruta en ATRESmedia Player, la que para muchos espectadores y expertos ya es una de las mejores series nacionales del año.