La vida de Nacho Vidal es un tanto curiosa. Hasta el nivel de haber realizado una serie sobre él con Teresa Fernández-Valdés, Gema R. Neira y Diego Sotelo como creadores de la misma que se estrenará en ATRESplayer Premium el próximo 5 de marzo.
Con motivo de ello, hemos podido hablar con Martiño Rivas, Nacho Vidal en la serie, y con María de Nati, Sara Bernat, el primer amor del actor y la que le introdujo en el mundo del porno en la década de los 90.
La historia se centra en cómo un joven Ignacio Jordá se convierte en el Nacho Vidal que todo el mundo conoce. Nacido de una familia convencional y católica, a ojos de su padre, no es más que un joven sin futuro, carente de talento. Pero cuando conoce a su primer gran amor de su vida, Sara Bernat, Nacho apuesta por hacer carrera en el cine para adultos y convertirse en una estrella internacional.
¿Qué ha sido lo más complicado de hacer este proyecto? ¿Aceptarlo? ¿El rodaje? ¿La expectación que tiene?
María de Nati: Para mí ha sido quitarme a lo mejor algunos prejuicios que yo tenía acerca de ciertos valores. De qué manera se va a abordar estos temas hablando de la prostitución, de la industria del porno, acerca de Nacho Vidal...Yo tenía lamentablemente en el inconsciente algunos prejuicios que tenía que romper. Y para mí quizás el reto más grande ha sido el estar bastante preparada, más psicológica que físicamente, para abordar ciertas secuencias y para poderme sentir completamente segura y empoderada a la hora de hacerlas, porque creo que eso era la clave para que me diera la libertad de poder hacer un personaje como es el personaje de Sara Bernat.
Martiño Rivas: Todo ha tenido su aquel. Cada fase tuvo sus crisis. Pero rodarla fue especialmente, no complicada, pero a mí sí me llegó a impactar el grado de rechazo que puede generar Nacho. La gente no quería que se les vinculase o que se les asociase con su nombre. Muchas localizaciones se caía misteriosamente en cuanto sabían qué es lo que se iba a rodar allí. Incluso ayuntamientos y casas nos prohibieron entrar. Íbamos a ir al Tibidabo. Estaba cerrado y no pudimos. Nadie quería que su hijo hiciese de Nacho cuando tiene siete años y 12 años. Era curioso porque siempre había tenido este ejemplo. pero es verdad. Creo que una película de Jack el Destripador en Londres te pone menos problemas. Por algún motivo, la gente escapa de Nacho.
Maria: Es increíble lo que remueve a la gente.
Maria: O se sienten extremadamente atraídos hacia él.
¿Cómo habéis abordado las escenas de sexo?
María : Creo que estamos los dos de acuerdo en que al final las secuencias fueron bastante más fáciles de lo que pensábamos. No estuvieron chupadas ni fue decir:”venga, esto es pan comido”. Pero sí que a mí me sorprendió muchísimo al final. Una vez que rompimos la barrera, lo cómoda que me sentía. Y creo que eso es en parte al entorno en el que yo estaba trabajando, que era un entorno súper seguro. Y al final, en todas estas secuencias había un equipo detrás que estaba 24 horas pendiente de que nos sintiéramos bien.
Me llegó a impactar el grado de rechazo que puede generar Nacho
Teníamos una coordinadora de la intimidad, Rebeca Medina, que estaba muy pendiente de todo, de incluso antes de empezar con estas secuencias nosotros impusimos una serie de límites también, y creo que eso nos quedó bastante claro. También teníamos a una coreógrafa que se encargaba de las posiciones o de la coreografía y luego, por supuesto, creo que tuve un compañero que me lo hizo todo muchísimo más fácil, que fue muy generoso y en todo momento estaba muy pendiente de mí y de cómo me sentía yo. Y creo que el hacer equipo en este tipo de secuencias a mí me me lo dio todo y que fue la clave para que yo me sintiera tan segura y tan libre.
Atresmedia
Martiño: Hay sexo. Pero más allá de que hubiese sexo, había la preocupación por nuestra parte de que no hubiese cierta sensación de saturación o de reiteración. De incidir en una misma mirada, en una misma forma de contarlo. Porque ese sexo se desarrolla en lugares muy distintos, con distintas finalidades, con distintas fuerzas que lo originan, distintos detonantes, distintos motivaciones... Y entonces que cada escena de sexo tuviese su propia identidad y que contribuye a que avanzase la trama y la enriquecíese de algún modo. Eso no solo era hacer la escena, sino hacerla y que no caigamos en este tipo de este tono, esta intensidad...
Se podría considerar que el material de investigación que habéis hecho es un tanto curioso
Martiño: Pero yo no quería ser esclavo de eso. No quería ser esclavo. O sea, quería hacer mi Nacho. Creo que era peligroso el sentir que me condicionase mucho. No era un trabajo de imitación el que estábamos haciendo. Más bien de reinterpretar. Yo sí vi mucho, mucho material de archivo de él y lo investigué. Indagué bastante, pero mi pretensión siempre era la de como canal. Ver cuál era su energía y su mirada y recanalizarla de algún modo, o reinterpretar.
María: Sí, a mí también. Bueno, es cierto que en ningún momento intentamos de ser esclavos de un trabajo de imitación hacia ellos, pero sí que creo que era muy importante impregnarnos bastante de la energía que tenían los dos. De cómo se sentían cuando estaban juntos y de la relación que tenían. A mí tener una conversación con Sara Bernat me ayudó muchísimo a entenderla. Muchísimo más en el porqué de las decisiones que había tomado en su vida.
Disocian mucho de lo que es cualquier vínculo emocional o de lo emocional
Es cierto que creo que en mi vida nunca había visto tanto porno porque sí que tuve que indagar un poco. Sobre todo a la hora de abordar ciertas secuencias, porque, como hemos dicho antes, hay que contarlas y hay que tratarlas en diferentes contextos y escenarios. Y muchas veces me he dado cuenta, o en lo que investigué, me di cuenta de que al final en la industria del cine adulto están interpretando un personaje. Entonces disocian mucho de lo que es cualquier vínculo emocional o de lo emocional. Y esto me ayudó muchísimo a entender la manera que tenían ellos de eso de enfrentarse a este tipo de secuencias.
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Al tener un tono más cómico ¿Tenéis alguna historia divertida en el rodaje?
Maria: Unas cuantas. Hay algunas que no sé ni contar. Yo recuerdo una muy graciosa que es una cosa muy tonta, pero recuerdo a Martiño con un calcetín. Le estaban echando spray por detrás porque al final nos intentaban quitar las marcas del cuerpo. Recuerdo que había una persona atrás limpiando, echándoles spray por el culo con el calcetín y Martiño llevaba el látigo alrededor y estaba antes de salir: “Es que yo sin mi látigo no salgo. No encuentro mi látigo. ¿Dónde está mi látigo?” Y tenía el látigo alrededor de él y estaba por todo el escenario buscando el látigo. Y tengo una imagen de eso muy graciosa. Es una cosa muy tonta, pero me hace mucha gracia.
Martiño: Hubo un momento en que el estábamos en la sala Bagdad y había como 400 extras o 400 figurantes ahí mirando. Y María tenía que tirar de mi pantalón y mi pantalón se tenía que romper. Pero tiró muy fuerte y se bajó todo.
Marai: Eso no fue gracioso para mí (risas)
Martiño: Pero tengo unos muy buenos reflejos. Conseguí tapar todo rápidamente.
Marina: Yo tengo que decir que me puse tan nerviosa que no vi nada. Te lo juro por mi vida. No vi nada. Yo vi lo que había hecho. Y digo: “No quiero ser yo la responsable de que esto esté pasando delante de tantos figurantes”.
Martiño: Tiró con mucho ímpetu.
Maria: Cosas que pasan
