"En el peor de los casos, dirían que eres un intruso lerdo en el que nadie confía, que tu único defensor está muerto y que ya solo eres el marido de la hija del exjefe, que ni siquiera te puede ver. Y que lo llevas jodido que no veas". Karl Muller (David Rasche), el CFO de Waystar Royco, no se andó con remilgos en el episodio 'Los estados luna de miel' (4x04) de Succession. Eso se lo soltó a Tom Tom Wambsgans (Matthew MacFadyen) durante el funeral de Logan Roy (Brian Cox). Ahora que el patriarca de los Roy está fuera de juego, las vidas de los personajes de la serie de HBO Max han cambiado radicalmente. No solo a nivel personal, también en lo que respecta a lo profesional. Es ahora cuando, de verdad, empieza todo.
La muerte de Logan Roy ha pillado a todos por sorpresa, pero en realidad las pistas estaban ahí desde el principio. En la magistral intro de la ficción, el padre de Connor (Alan Ruck), Kendall (Jeremy Strong), Shioban (Sarah Snook) y Roman (Kieran Culkin) es solo una presencia. Siempre alejándose de ellos. Siempre fuera de plano. Siempre de espaldas. ¿Cómo hemos sido tan inocentes que no nos hemos dado cuenta de que incluso el título de la serie ya sentenciaba desde el principio que la historia creada por Jesse Armstrong iba precisamente de eso, de una sucesión? Y la única forma de contarlo era así: quitando de en medio a la figura que lo sustentaba todo y a todos.
La verdadera historia de Succession comienza ahora que todas las piezas de esta especie de juego de jenga están tambaleándose después de quitar la que les daba estabilidad. El episodio 'Los estados luna de miel' (4x04) es más que el principio de una traca final. Es donde se empieza a ver la verdadera naturaleza de todos los personajes y se masca la verdadera tragedia. Porque la muerte de Logan no va a ser la mayor desgracia de la serie, es ahora cuando la batalla real comienza.
El capítulo más impactante de 'Succession' tiene truco: la decisión que ha resultado en uno de los mejores episodios de la historia de la televisiónSi no ha quedado lo suficientemente claro, los minutos finales del último capítulo de Succession ya han asentado las bases. Kendall y Roman se han convertido en los nuevos presidentes de Waystar Royco. Shiv no estaba conforme, pero le han prometido que ella también formará parte de forma igualitaria solo que en las sombras. Ya veremos si eso es cierto. Shiv tampoco las tiene todas consigo. La unión entre los tres hermanos se había fortalecido desde el inicio de la cuarta temporada. Es lo que tiene tener un enemigo común. Pero ya no está y las prioridades han cambiado en un chasquido. Y es ahora cuando llegamos a lo que esta serie venía a contarnos de verdad: en los tres hermanos peleando por el trono en el que estaba sentado su padre.
La primera traición no ha tardado en llegar. Roman y Kendall acordaron qué imagen dar en el comunicado que informa sobre su nuevo puesto en la empresa de su difunto padre. Había dos vías. Una de ellas era la de presentar a Logan como un padre de familia cariñoso y cercano a sus hijos. La otra, la de dar a entender que, desde hace un tiempo y por una enfermedad, eran sus allegados los que estaban tomando las decisiones por él.
Los hermanos acuerdan la primera, pero Kendall decide ir por detrás de Roman y obligar, por medio del chantaje, a que se tome la segunda. Las consecuencias de eso... puedes imaginarlas, pero hasta que no las veas no vas ser consciente de su magnitud. En fin... juntar familia y negocios puede ser tremendamente problemático. Creíamos que todo lo anterior era la guerra cuando solo estaban cavando las trincheras.
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