Hace cinco años que la dejamos atrás, pero lo cierto es que, durante sus siete años de trayectoria, la inolvidable miniserie británica Sherlock fue un título que generó auténtica devoción entre sus millones de seguidores en todo el mundo. Y apenas necesitó producir 13 capítulos para ganarse un merecido hueco entre las mejores series de la historia. Con cuatro temporadas megacortas de tres episodios cada una y un especial, la apuesta de la serie de BBC creada por Steven Moffat y Mark Gatiss resultó ganadora a pesar de lo poco frecuente hace ahora más de 10 años: episodios independientes inspirados en las historias del famoso detective publicadas por Arthur Conan Doyle pero adaptadas a la actualidad y con algunos elementos de continuidad respecto a las vidas, problemas y relaciones de los personajes que le permitían construir también una trama más lineal.
Poco importaban los dos años de espera entre temporada y temporada para disfrutar de tres únicos episodios: Sherlock siempre era recibida con los brazos abiertos y, de algún modo, todos éramos conscientes de que una nueva entrega era casi como un regalo ya desde la segunda temporada, que costó mucho sacar adelante y ya sentó un precedente que se seguiría repitiendo. La creciente popularidad de sus protagonistas, Benedict Cumberbatch y Martin Freeman, complicaba encontrar hueco para el rodaje de ambos episodios, y el propio Steven Moffat estaba ocupado con sus funciones como 'showrunner' de Doctor Who.
Con una puntuación de 4,4 estrellas sobre 5, Sherlock es considerada una de las mejores series de la historia según los lectores de SensaCine y, el consenso de público y crítica ante la brillantez de la serie de BBC es indiscutible: puntuaciones de más de 90% en el portal de críticas Rotten Tomatoes para sus tres primeras temporadas y su 9,1 en IMDB, entre otros ejemplos, no dejan lugar a dudas, pero probablemente quizá te sorprenda saber que en las primeras etapas de vida de la serie, cuando aún era un proyecto, nadie había dado un duro por ella.
Al igual que en su día pasó con Juego de Tronos -que, aunque ahora nos sorprenda, no pintaba especialmente bien en sus orígenes-, el episodio piloto original de Sherlock fue descartado. Según publicó The Guardian, ese primer piloto habría costado 800.000 libras y no logró convencer a BBC de seguir adelante. La cadena temía que la serie pudiera ser un desastre, pero pidió que volviera a rodarse, no uno, sino tres episodios 90 minutos. Lo cual sin duda fue un auténtico acierto.
Sin embargo, ese primer contratiempo bajó un poco las expectativas de cara al estreno del famoso primer episodio que lo comenzó todo, 'Estudio en rosa' (1x01) en julio de 2010.
Incluso el propio co-creador Steven Moffat esperaba un éxito como el que tuvieron, según declaró a Day & Night en 2011 admitiendo que sabía que la serie era buena, pero que no pensaba que tuviese semejante acogida por parte del público.
No sabíamos que Sherlock sería un éxito tan grande. Se sentía como un proyecto vanidoso
"Siempre pensé que sería bueno y obtendría buenas críticas, pero nunca pensé que sería un monstruo instantáneo. Eso nunca sucede, tener buenas críticas con una gran audiencia y todos los premios, no podías esperar que sucediera".
Además de ser un éxito, Sherlock puso en el mapa a Benedict Cumberbath, una de las estrellas de Hollywood imprescindibles en la actualidad. Entonces no era muy conocido, pero Moffat y Gatiss le tenían fichado por algunos de sus trabajos anteriores y consideraron que sería perfecto para encarnar la versión de Sherlock Holmes que tenían en mente. Y, efectivamente, lo era. El fichaje de Freeman como Watson les costó un poco más.
Cinco años después de su última temporada, las esperanzas sobre una quinta entrega de Sherlock se van difuminando poco a poco. La puerta no está 100% cerrada y podría haber sorpresas, pero hay que asumir que no existen planes a corto, medio ni largo plazo.