Anatomía de Grey lleva 19 temporadas y más de 400 episodios brindando a los espectadores las historias personales de los trabajadores del Grey Sloan Memorial Hospital, pero también de un sinfín de casos médicos de lo más variados que, aunque a veces tienen final feliz, muy a menudo acaban siendo auténticas tragedias que romperían el corazón de cualquiera. Pero no solo los pacientes del hospital más famoso de la pequeña pantalla pasan por momentos de gran dureza, sino que los propios doctores, los protagonistas indiscutibles de la historia, también se convierten en víctimas. La propia Meredith Grey (Ellen Pompeo) estuvo al borde de la muerte no hace mucho a consecuencia de la Covid, varios doctores como Derek, O'Malley, Lexi Grey o Mark Sloan no consiguieron sobrevivir a sus accidentes y a Arizona tuvieron que amputarle la pierna. Por citar solo algunos casos.
Sin embargo, una de las tramas más demoledoras de la serie es especialmente sensible para todos, puesto que está relacionada directamente con un suceso de la vida real que marcó para siempre a una de sus actrices protagonistas. Una trama descorazonadora de la temporada 11 de Anatomía de Grey que terminó con el parto prematuro de Sarah Drew apenas 10 horas después de haber rodado la escena en que su personaje, April Kepner, decidía inducir el parto prematuro de su hijo para evitar el sufrimiento fetal.
Sarah Drew estaba embarazada de su segundo hijo al mismo tiempo que su personaje, April, esperaba su primer hijo con Jackson (Jesse Williams). Todo parecía ir bien para la pareja cuando al bebé le fue diagnosticada una enfermedad en los huesos que les llevaba a tener que tomar la dura decisión de inducir el parto prematuro del pequeño a las 24 semanas de gestación. El pequeño Samuel murió poco después de nacer en el episodio 'Lo único que podría hacer era llorar' (11x11) de la undécima entrega. Curiosamente, había sido la propia actriz quien había planteado esta trama a Shonda Rhimes y a su equipo, tras haber atestiguado un caso similar en unos amigos cercanos a su familia. Una vez se supo que ella también estaba embarazada, se le planteó la posibilidad de no introducir la sensible trama, pero Drew quiso seguir adelante.
Embarazada de 8 meses en el momento de rodar la escena, Sarah Drew se puso de parto 10 horas más tarde. Su hija nació un mes antes de lo previsto y, como consecuencia, tuvo que permanecer ingresada durante dos semanas que fueron un auténtico infierno para la actriz. La pequeña ahora está perfectamente, pero, tal y como reveló Sarah Drew para el podcast HypochondriActor el pasado mes de mayo, durante mucho tiempo sintió que lo que había ocurrido era su culpa. Que el esfuerzo que había puesto en el trabajo de parto inducido ficticio en realidad indujo su propio parto.
"Filmé esa escena. Ves el dolor en mi rostro y se hizo algo estilizado, así que no estaba tosiendo ni pujando o lo que sea [pero] estoy apretando para que parezca: 'Dios mío, siento que viene el bebé'. Y luego sostenía a ese pequeño bebé animatrónico como si muriera en mis brazos. 10 horas después, tuve un parto prematuro", contaba al podcast afirmando que se había "inducido su propio trabajo de parto" y que no estaba preparada para ello.
Fue como si me hubieran dado un puñetazo en la cara, porque pensé que quedaba otro mes entero. Y luego estaba la culpa por haber elegido interpretar la trama. Me dije: 'Le he hecho esto a mi bebé. Elegí mi carrera por encima de la seguridad y el bienestar de mi bebé'
No obstante, con años de por medio y la perspectiva que nos da el tiempo, Drew explicó había podido perdonarse a sí misma y darse cuenta de que no fue su culpa: "Creo que las cosas suceden por una razón y encuentro belleza en medio del dolor". Asimismo, también aseguró recordar con gran cariño su paso por Anatomía de Grey: "Viví una temporada profunda e increíble de mi vida".
