Con cada tráiler de One Piece en Netflix se despiertan dos lobos en nosotros. Por un lado, el que quiera verla y disfrutar del anime más popular de los últimos años en acción real. Por otro, el que recuerda Dragonball Evolution y no quiere volver a pasarlo mal en una pantalla. La película, que tenía idea de convertirse en una macro-saga y apenas recaudó 56 millones de dólares en todo el mundo, siempre ha quedado como uno de los más grandes "Qué pasaría si" de la historia del cine.
TC-17
¿Qué hubiera pasado si Dragonball Evolution hubiera sido buena? ¿Sería ahora Justin Chatwin una estrella de cine? ¿Habría creado un universo cinematográfico y tendríamos spin-offs de Yamcha? Nunca lo sabremos. Pero lo cierto es que los rumores no han parado desde hace unos años: Hollywood tiene hambre de anime, y no hay uno más mítico ni grande que Dragon Ball. El problema es que nadie quiere embarcarse en este viaje sin futuro.
Los posibles castings ficticios han ido desde lo razonable (Henry Cavill como Goku) hasta las locuras más improbables (Danny DeVito como Pilaf). Pero ninguno como el que os traemos hoy: Tom Cruise, la superestrella de Misión Imposible y Top Gun: Maverick, como... C-17. El androide que sembró la guerra en el futuro alternativo de Trunks y que viene unido irremediablemente a Célula era uno de los personajes más olvidados hasta Dragon Ball Super.
IA
Y es que C-17 fue el gran ganador del Torneo entre universos, el último que quedó en pie y por tanto ganó el premio para el Universo 7, restaurando así el resto de los mundos que fueron eliminados por el camino y no dejando ninguna duda de su rehabilitación. Lo bonito de Dragon ball es que siempre confía uno en Goku y Vegeta, pero nunca se sabe quién puede venir a salvar el día, ¿no?
