Dicen que en todas partes cuecen habas y no puede ser más cierto. Aunque antiguamente los 'feuds' entre bambalinas podían llegar a quedar en secreto para siempre, ahora es cada vez más habitual que, pasado un tiempo tras el desenlace de una serie o de una salida importante, los protagonistas rompan su silencio sobre la verdad que había detrás. Y si no, que se lo digan a Pauley Perrette en NCIS o al aparentemente inseparable elenco de The Big Bang Theory, que rodó sus últimos episodios con una tensión que se encargaron muy bien de ocultar.
Nos enteremos o no, las malas relaciones, los ambientes de trabajo tóxicos y las salidas aparentemente voluntarias que en realidad fueron forzadas siempre han sido algo algo habitual en los sets de rodaje. Pocas pueden presumir de lo contrario, pero hay algunas cuyo drama fue tan sonado que no se libran del sambenito del mal rollo por muchos años que pasen. Es el caso de Embrujadas, la eterna mencionada en especiales sobre malas relaciones en el rodaje y despidos con polémica.
Sin embargo, mientras nos pasamos la vida recordando la salida inesperada de Shannen Doherty tras la muerte de Prue, mucha menos importancia se le dio en su día a la que en realidad fue la salida más importante de la serie.
Hablamos de la creadora original de Embrujadas, Constance M. Burge, la primera guionista contratada para crear la serie que WB buscaba introducir en su parrilla una serie sobre brujas en la temporada televisiva 98-99. Decidida a huir de los habituales estereotipos, Burge no tardó demasiado en dar con el concepto de enfocar la historia en un grupo de brujas que viven como personas normales, algo que a Aaron Spelling, el productor, le gustó desde el primer momento.
Tras desarrollar el piloto, en WB quedaron satisfechos, dieron luz verde a la serie y el resto es historia: una de las series más exitosas de su trayectoria.
A pesar de la importancia de Burge, la guionista abandonó su puesto de productora ejecutiva en Embrujadas antes de su tercera temporada debido a su descontento con el rumbo que estaba tomando la serie. Según parece, Burge había protagonizado algunos desacuerdos con su compañero, el también productor ejecutivo y 'showrunner' Brad Kern, que sí continuó hasta el final de la serie.
'Embrujadas' se cargó a dos queridos personajes de la noche a la mañana: justificaron la trama, pero fue por falta de presupuestoSi la salida de Burge no fue tan sonada como la de Doherty es porque se produjo sin malos rollos, al menos aparentemente. De hecho, aunque dejó de estar a cargo de la historia, la guionista siguió trabajando como consultora durante algún tiempo. Sin embargo, que fuera menos sonado no quiere decir que fuera menos importante. De hecho, Constance tenía una visión bastante diferente a la de Kern y, de haber prevalecido la suya, Embrujadas hubiera sido realmente diferente.
Aunque no hay mucha información al respecto, se sabe que la falta de acuerdo entre los productores ejecutivos radicaba en el peso de las tramas individuales de las protagonistas en la serie: Burge quería centrarse más en el aquelarre y mucho menos en sus vidas amorosas. Es decir, que Cole (Julian McMahon) nunca hubiera tenido el peso que tuvo en la historia y Leo (Brian Krause) no hubiera sido uno de los principales tras la temporada 2.
Entre los fans de Embrujadas hay distintas opiniones: quizá con la presencia de su creadora original la serie hubiera durado menos temporadas, pero hubiera mantenido una mejor calidad y sido más oscura, mientras que para otros es impensable imaginarla de otra manera a la que fue.