La película La leyenda del samurái - 47 Ronin fue un auténtico desastre comercial y de crítica. No obstante, en ese filme se forjó una amistad entre el director Carl Rinsch y el actor Keanu Reeves que condujo a que este último produjera una serie de ciencia ficción para Netflix titulada Conquest. La plataforma de 'streaming' pagó 55 millones de dólares a Rinsch, creador del proyecto, para hacer la ficción. No obstante, el cineasta se gastó el dinero en una flota de Rolls-Royce, muebles y ropa de diseño. También lo apostó en el mercado de valores y criptomonedas.
En 2018, cuando las plataformas de 'streaming' estaban en lo más alto buscando proyectos y más proyectos que estrenar, Netflix pagó una millonada a Rinsch por su serie y también le dio control creativo prometiéndole que la versión final sería la suya, algo que los estudios solo dan a muy pocos directores.
130 millones para nada: esta película con una estrella de James Bond quiso copiar a 'Avatar', pero la tiraron a la basuraLa compañía no lo sabía por entonces, pero iba a arrepentirse de su compra. según informa The New York Times, Rinsch y Netflix están enfrascados actualmente en un arbitraje iniciado por el director, que alega que la empresa violó su contrato y le debe, al menos, 14 millones de dólares en daños. Netflix lo ha negado y ha calificado sus demandas de chantaje.
'CONQUEST': UNA ESPECIE EN CONTRA DE LOS HUMANOS
Tras el fracaso comercial del filme de Reeves, el director y su exmujer Gabriela Rosés Bentancor empezaron a trabajar en una serie de ciencia ficción sobre un genio que inventa una especie muy parecida a la humana llamada Organic Intelligent. Estos últimos se despliegan en puntos conflictivos del mundo para proporcionar ayuda humanitaria, pero con el tiempo los humanos descubren su verdadera naturaleza y se vuelven contra ellos.
Inicialmente, Rinsch financió la producción con su propio dinero y fichó a un equipo y actores europeos para reducir costes. El rodaje fue una pesadilla para el elenco. El medio antes citado afirma que el director insistió en rodar 24 horas seguidas en Kenia. En Rumanía, una actriz tuvo que ser trasladada de urgencia al hospital con hipotermia por rodar una escena con las piernas desnudas en la nieve.
Para poder mantener el proyecto a flote, Rinsch consiguió una inversión de la productora 30West, pero al no cumplir con los plazos, Reeves tuvo que ayudarle. Así es como el actor de John Wick se convirtió en productor. Con este dinero, el director pudo terminar unos pequeños fragmentos de la ficción y usarlo para presentarlo a estudios. Netflix lo compró porque pensó que tenía potencial para convertirse en una franquicia y ser tan exitosa como Stranger Things.
Después de firmar el contrato con Netflix, Rinsch empezó a mostrar un comportamiento errático: afirmó haber descubierto el mecanismo secreto de transmisión del coronavirus y también decía que podía predecir los rayos y las erupciones volcánicas. El equipo de la serie, además, dijo que Risch estaba tratándoles mal con "gritos, palabrotas e irritación excesiva". Pero hay más: acusó a su mujer de conspirar para asesinarlo. Ella dijo, cuando pidió el divorcio, que le había lanzado objetos y había dado puñetazos a la pared.
Rinsch afirmó que le habían diagnosticado autismo y trastorno por déficit de atención e hiperactividad, por lo que estaba tomando medicación. Su exmujer y algunos miembros del equipo se preocuparon por su uso del Vyvanse, una anfetamina que se prescribe para tratar el trastorno por déficit de atención. No obstante, usado en exceso puede tener efectos secundarios graves: manía, delirio y psicosis.
Tras rodar en Budapest en 2019, Rosés lideró una intervención junto a Reeves para que Risch entrará en rehabilitación. No tuvo el efecto deseado.
MÁS MILLONES DE NETFLIX
En 2020, cuando la pandemia estaba llegando a Estados Unidos, RiNsch pidió más dinero a Netflix. La compañía le había pagado unos 44 millones de dólares y ahora le había dado 11 millones de dólares más. Con estos últimos fondos, el director se hizo una transferencia a su cuenta personal de 10.5 millones de dólares. Apostó en acciones de la empresa de biotecnología Gilead Sciences, que estaba probando un medicamento antiviral en pacientes con COVID. Rinsch perdió 5,9 millones de dólares en semanas. Luego llegaron sus teorías extrañas sobre la pandemia y afirmó que los aviones eran "fuerzas inteligentes orgánicas" que "habían venido a saludar".
Netflix se dio por vencida y ya no veía la posibilidad de seguir adelante con la producción. El 18 de marzo de 2021 se informó a Rinsch de que la plataforma había decido dejar de financiar Conquest. Netflix le dijo que podía vender el proyecto a otros estudios, pero que cualquiera que lo adquiriera tenía que reembolsarles lo gastado.
Rinsch siguió usando el dinero que había obtenido de Netflix y lo invirtió en criptomonedas. En esta ocasión la jugada le salió bien. Fue entonces cuando compró cinco Rolls-Royce y un Ferrari. Rinsch afirmó que todas esas adquisiciones eran para la serie. Netflix, por su parte, lo niega. El caso está en pleno arbitraje.
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