Más de tres décadas en emisión, cada vez más cerca de las 40 temporadas. Los Simpson es una serie inmortal, nada parece terminarla. Pero también es inmortal porque, en sus mejores momentos, conquistaba la cultura como ninguna otra serie. Esa época dorada fue capaz de cambiar hasta la manera de comunicarse de algunos, que pueden mantener conversaciones con frases suyas. Pero, ante todo, era una serie que sabía hacer reír y emocionarnos.
Porque cada uno prefiere una cosa diferente de la serie, pero lo que nos hizo seguirla durante largo tiempo fueron sus personajes, especialmente los de la familia Simpson. Puramente americana, pero al mismo tiempo realmente particular, distinguible. Es algo que ya quedó asentado desde el primer capítulo de la serie, un especial navideño que se mantiene como uno de los mejores momentos de su historia.
Un necesario añadido
En un intento por salvar las fiestas buscando un sueldo extra, ya que se acumulan los gastos por las trastadas de Bart, Homer al final falla miserablemente al apostar todo en un canódromo para intentar multiplicar los exiguos ingresos. Pero, accidentalmente, termina encontrando la salvación en el perro perdedor, el famoso Ayudante de Santa Claus al que nadie quería pero termina encontrando su familia.
Una de las frases clave de toda la serie se da justo en ese final. "Es un perdedor, es patético es... Un Simpson". Una línea que no estuvo en un principio en el guion, tal y como ha compartido el guionista y showrunner Al Jean a través de Twitter, siendo un añadido posterior como se ve en la marca de bolígrafo en el borrador. Un añadido que encapsula todo lo que ha hecho la serie un éxito, porque sus personajes son sobre el papel unos perdedores sin suerte, objeto de broma, pero terminan siendo entrañables.
Si quieres recibir nuestras propuestas y los estrenos en tu mail suscríbete a nuestra Newsletter