Cuando Ley y Orden se estrenó en septiembre de 1990, nadie esperaba que se fuera a convertir en una de las series más legendarias de la historia de la televisión. A sus 24 temporadas (y contando) hay que sumar las 25 de Ley y Orden: Unidad de Víctimas Especiales, las tres (de momento) de Crimen Organizado, las 10 de Acción criminal y otros tres spin-offs fallidos, además de versiones en Toronto, películas y videojuegos. En total, si te sentaras a verla ahora, necesitarías más de 1000 horas disponibles para ponerte al día. Casi nada.
Culpable por alta definición
Desde 1990, claro, la serie ha tenido cambios notables a medida que iba llegando la modernidad. Uno de los más notorios es la llegada de la alta definición, que provocó que muchas series en 4:3 pasaran a emitirse en 16:9, dejando ver lo que antes no se podía: extras haciendo de doble de cuerpo de los actores, el equipo de grabación a un lado, etcétera. Pero lo de Ley y Orden: Unidad de Víctimas Especiales es más teatro que otra cosa.
Nos vamos hasta la temporada 2, en el año 2000. Más concretamente al episodio 2, Honor, en el que investigaban la muerte de la hija de un diplomático. Y en su investigación, se encontraban con un hombre cerrando la puerta de su casa. Bueno, o eso nos pareció al verlo en 4:3. Al pasarlo a HD podemos ver que, como si fuera un microteatro, estaba solo haciendo como que cerraba: que se aguantaran la risa es la verdadera actuación increíble aquí.
Ley y Orden: Unidad de Víctimas Especiales se puede permitir los errores: al fin y al cabo, es la cuarta serie con más episodios de la historia de Estados Unidos, solo por detrás de Los Simpson, Gunsmoke y Lassie... Y no tiene pinta de ir a terminarse pronto. Vamos a irnos nosotros antes que Ley y Orden, vaya.