Originalmente, True Detective era la secuela de una novela de Nic Pizzolatto, que antes de trabajar en televisión era profesor de literatura en Chicago. Aunque en un principio creía que era mejor idea llevarla al cine, acabó escribiendo 500 páginas sin la ayuda de ningún otro guionista y vendiéndosela a HBO. Matthew McConaughey y Woody Harrelson acabarían convirtiéndose en iconos de la televisión en una primera temporada que sorprendió a todo el mundo y que terminaría continuando en otras tres series antológicas, cada una de ellas separada de las demás. Bueno, más o menos.
Mirando con lupa
Con la cuarta temporada, Noche Polar, recién terminada, los fans han empezado a mirar con detenimiento los detalles que su creadora, Issa López, ha ido dejando por el camino. La serie, por cierto, ha acabado enfadando a Pizzolatto, a pesar de que fue él el que decidió alejarse de la serie. La cosa es que el episodio piloto comienza con una frase que, a priori, parece poner un marco teórico a la temporada: "...Porque no sabemos con qué bestias sueña la noche cuando sus horas se alargan tanto que ni Dios está despierto", de un tal Hildred Castaigne.
Hasta ahí todo bien, pero, si investigas, verás que Castaigne no es un escritor o un filósofo, sino el personaje ficticio que protagoniza la historia El reparador de reputaciones, que está dentro del libro de Robert William Chambers El rey de amarillo, de 1895. Se trata de una meta-historia ambientada 25 años en el futuro (o sea, en 1920) que plantea un futuro negro y repleto de inquietud.
¿Y qué tiene que ver esto con la primera temporada de True Detective? Es muy sencillo. Si la habéis visto recordaréis que el Rey Amarillo era el villano de la función. Y no es casualidad: la propia showrunner contestó en Twitter "Alguien ha estado prestando atención de verdad". Boom. Toma referencia inesperada.