Puede que los más jóvenes no os lo creáis, pero hace dos décadas lo más normal era tener temporadas de 24 episodios donde la trama general avanzaba muy lentamente y los episodios eran procedimentales (o sea, que empezaban y acababan con la historia del día). De hecho, House, la serie del médico cascarrabias que duró 8 temporadas y 177 episodios, empezó como respuesta a CSI. Ahora nos parece imposible tener tanta paciencia, pero era otra época. Mejor o peor, eso ya queda para la imaginación de cada cual.
El doctor Casa
Lo más curioso de House es que, aunque pasó a la historia por sus one-liners y la famosa frase "No es lupus", en realidad es una adaptación de Sherlock Holmes no oficial que no se oculta lo más mínimo. De hecho, la calle en la que Gregory House vive es el 221B, la misma puerta que el detective más famoso de todos los tiempos. Pero no es, desde luego, la única conexión que hay.
Al fin y al cabo, ambos son genios con problemas de droga (House al Vicodin, Sherlock a la cocaína), los dos tocan instrumentos (Holmes el violín, House el piano, la guitarra y la armónica) y la relación con el doctor Wilson se parece muchísimo a la que tiene el detective con Watson. Hasta el nombre se parece. De hecho, hay episodios que hacen referencia directa a libros de Holmes, como la presencia de una tal Rebecca Adler (Irene Adler aparecía en Escándalo en Bohemia).
En la temporada 2, House es disparado por un hombre que se hace llamar Moriarty (ya esto es descarado, la verdad) y en el episodio final, como ocurre en los libros de Arthur Conan Doyle, el doctor vuelve de entre los muertos desvelando que han montado un funeral para nada. Con todos estos datos, y las ganas que le pusieron, es sorprendente que House no haya vuelto para una nueva temporada por sorpresa desde 2012, pero claro, hay cosas que es mejor no remover. Elemental, querido Watson.