Hiroyuki Sanada es un actor japonés que lleva décadas trabajando en grandes producciones -Lobezno, Vengadores: Endgame, Mortal Kombat...-; sin embargo, ha sido Shogun la primera que le ha dado un papel protagonista y suficientemente relevante como para que el público más amplio le conozca.
Shogun es una serie de aventuras y artes marciales basada en la novela homónima de James Clavell pero con base en la realidad. Ambientada en 1600, cuenta cómo Lord Yoshii Toranaga lucha por mantenerse con vida mientras sus enemigos conspiran contra él. Un día, en un pueblo pesquero, aparece un barco europeo abandonado. Será entonces cuando el camino de Toranaga se una con el de John Blackthorne, un patrón cargado de secretos que podría ayudarle.
Aunque se trate de una obra de ficción y venga de una novela, hay parte de la historia que corresponde con hechos reales. De hecho, el protagonista se inspiró en una figura central de la historia japonesa.
Tokugawa Ieyasu, el verdadero Toranaga
La serie comienza cuando muere Toyotami Hideyoshi, el segundo Gran Unificador de Japón, conocido en la ficción como Taikō -título otorgado a un consejero retirado de un ex emperador-. Tras su muerte, cinco grandes señores, llamados daimyo, compitieron por el título de shōgun, el gobernante de facto de Japón. Temían otro siglo de conflicto tras la muerte del Taikō, por lo que establecieron cinco ancianos que gobernarían en su lugar. Tokugawa Ieyasu, conocido como Lord Yoshii Toranaga en la serie de Disney+, era uno de ellos.
Las mejores series de Disney+ en 2024 según SensaCineIeyasu fue una figura central en la historia de Japón, conocido por ser el fundador y primer shōgun del shogunato Tokugawa, que gobernó Japón desde la batalla de Sekigahara en 1600 hasta la Restauración Meiji en 18681. Nacido el 31 de enero de 1543, pasó parte de su infancia como rehén del daimyō Imagawa Yoshimoto, lo que era una práctica común en la época para asegurar alianzas entre clanes poderosos.
A lo largo de su vida, Ieyasu demostró ser un líder astuto y estratégico. Después de la muerte de su padre, se convirtió en daimyō y más tarde sirvió como vasallo y general bajo las órdenes de Oda Nobunaga, uno de los tres grandes unificadores de Japón. La habilidad de Ieyasu para navegar por las complejas redes de lealtades y su visión estratégica culminaron en la batalla de Sekigahara en 1600, donde su victoria le aseguró el control casi absoluto sobre Japón. En 1603, fue nombrado shōgun, solidificando su poder y el de su clan.