Sentarse a tomar un café en una terraza de Puerto Banús y ver pasar a chicos de 20 años con tatuajes, chándales de Versace y Ferraris es algo de lo más habitual. También lo es que un día te enteres de que ha habido un tiroteo en un local cerca de tu casa por un ajuste de cuentas o que, de vez en cuando, un cadáver aparezca flotando en el agua. Es el lado menos conocido de esta parte de España, pero es una realidad y Dani de la Torre y Alberto Marini -quienes ya hicieron equipo en La Unidad- han querido contarlo en Marbella, la nueva serie de Movistar Plus+ que se estrena el 2 de mayo.
"Marbella ahora mismo es un despiporre. Todos los días salen noticias. El otro día hubo un tiroteo en un local. Hace poco andaban tres pegándose tiros entre ellos por un cargamento de hachís. Pillan cada poco no sé cuántas toneladas. Eso unido a que son visualmente muy potentes nos marcó la manera de contar la historia", asegura Dani de la Torre en una entrevista con SensaCine.
La ficción original de Movistar Plus+ se centra en César (Hugo Silva), un abogado encargado de defender a los miembros de las 160 bandas que operan en Marbella. Ha sabido encontrar su hueco entre la legalidad y la ilegalidad, aunque sus actos pueden ser cuestionados desde la moralidad. Él sabe que, para no tener problemas en la vida, hay que ser amigo de todos y no cruzar nunca ciertas líneas, pero la llegada de una nueva figura a la costa malagueña altera su ética.
"A [Dani y a mí] nos impactaron mucho los abogados que defienden a esta gente porque son el nexo entre todo. Dudamos si queríamos contar la historia del abogado o del mediador, pero, por esa capacidad de poder acceder a todos y de que alguien nos explicara de manera cercana lo que ocurre en Marbella, optamos por contar esta historia desde el punto de vista de un abogado", explica Marini.
Marbella es solo un primer vistazo a una situación real que sucede en la vida real. Los tiroteos, palizas y chantajes que aparecen en la ficción es una muestra de un problema mucho mayor que, de momento, no amenaza a los civiles, pero que, de un modo u otro, se va colando en sus vidas. "Ahora es una violencia circunscrita a los ajustes de cuentas entre bandas. El concepto es ‘se matan entre ellos, pero no me roban el bolso en la calle, entonces no me preocupo", apunta De La Torre, "Lo que creemos que va a ocurrir es que poco a poco la violencia que se mantiene entre ellos puede llegar a la calle y esto puede ser algo preocupante".
Los 6 episodios de 45 minutos que componen Marbella se estrenan en Movistar Plus+ el 2 de mayo.
Trabajasteis juntos en La Unidad y aquí os habéis pasado al bando contrario, ¿os apetecía contar la otra parte?
Alberto: Después de La Unidad 2 pensamos en acabarla. Estábamos buscando un nuevo argumento. Francamente, no necesariamente queríamos pasarnos al otro bando. Estábamos leyendo muchas cosas hasta que un domingo, casi a la vez, nos intercambiamos un reportaje de El País sobre la criminalidad organizada en Marbella. Nada más leer este reportaje y comentarlo entre nosotros, tuvimos bastante claro que queríamos contar eso.
Dani: Queríamos contar algo que tuviese también mucho apego a la realidad, como La Unidad, pero que nos cambiara un poco el chip. No queríamos repetirnos, no queríamos hacer más de lo mismo. De hecho, ya nos costó mucho reinventarnos en La Unidad porque cada temporada era muy diferente a la anterior. Leímos el artículo todos a la vez y fue muy orgánico
¿Cuánto de verdad habéis aportado a la serie?
Alberto: Partimos de este reportaje que no hablaba sólo de la corrupción en Marbella, sino de Marbella como ONU del crimen organizado, como sede de distintas bandas internacionales que han elegido este sitio por razones geográficas y sociales como su base operativa.
El hecho de que en Marbella haya ciento y pico bandas internacionales de 60 nacionalidades operando nos parecía algo muy interesante de contar y casi un deber. Yo había estado en Marbella como turista de paseo y es habitual ver los cochazos pasar, el lujo, etc. Y no me había preguntado nunca de dónde venía eso. Ese artículo me abrió los ojos.
Yo soy italiano y creo que otros países han tenido la valentía de contar sus propias miserias, así como Italia hace muchas series sobre las mafias, o México o Colombia se han centrado en sus miserias, es también interesante que aquí se haga lo mismo, como se ha hecho con Fariña.
Dani: La verdad es que cuando lees el artículo no das crédito. Teníamos esa duda, pero cuando fuimos allí y vimos aquello de cerca nos quedamos un poco flipados. Evidentemente, no vimos a nadie traficando con droga, pero hablamos con gente, conocimos a malos, conocimos a los abogados que llevan a los malos, conocimos a los policías que quieren pillar a los malos y todos coincidían: para unos es el paraíso y para otros es la frustración diaria. La policía, por ejemplo no tiene medios, pillarlos es muy complicado porque tienen los mejores abogados y salen pronto de la cárcel.
Por otro lado, tú vas a Puerto Banús y no das crédito a lo que ves allí. Te sientas a tomar un café o una cervecilla y empiezas a ver pasar Ferraris, Lamborghinis y chavales de 20-30 años con unos chándales imposibles de Armani, de Versace que valen diez mil pavos. Vamos a ver, ¿de dónde sale ese dinero? Es una realidad que está ahí. Marbella ahora mismo es un despiporre. Todos los días salen noticias. El otro día hubo un tiroteo en un local. Hace poco andaban tres pegándose tiros entre ellos por un cargamento de hachís. Pillan cada poco no sé cuántas toneladas. Eso unido a que son visualmente muy potentes nos marcó la manera de contar la historia.
¿En qué sentido?
Dani: Pues, por ejemplo, en el personaje principal, en el hilo conductor, que es César, el abogado de los malos, esa manera de romper la cuarta pared, de dirigirse a ti, al público, de narrarte la historia... Es como si un colega te estuviera contando lo que están haciendo allí. Es muy sobrado, muy prepotente, a veces desagradable, pero no puedes dejar de mirarle. Dices: ‘es un capullo, pero quiero ver qué hace este capullo’. Te lo muestra fardando. Lo que vimos allí es que los criminales tienen otro código, otro look, otra actitud. No teníamos ninguna referencia de lo que ya se había contado. Y esto nos pareció interesante.
Es gente ostentosa y tenían ganas de contar. Van a clubes, van a fiestas, tienen cochazos, tienen vestidos, quieren aparecer, tienen redes sociales. Presumen. Pero nadie les había permitido contar lo que hacen. Me acuerdo que estuve con un malo en una discoteca, hablamos mucho y él al final me dice: ‘Oye, pero yo voy a salir en tu serie, ¿no?’. Como diciendo, lo que me importa es salir. Es esta ostentosidad que marca también su manera de actuar
¿Cómo habéis investigado? Yo pensaba: ‘¿les habrá costado entrar en ese mundo de corrupción?’. Por lo que me contáis, en absoluto.
Alberto: Bueno, no es que vayas a Marbella y encuentres a los malos y hables con ellos. No, claro. Teníamos el trabajo previo hecho por Nacho Carretero y Arturo Erescano. Habían hecho un trabajo de campo muy largo y nos ofrecieron lo que habían ganado por su parte. Después nos asesoró un abogado en concreto, Ricardo, que se prestó a darnos algunos tips. Nos ha puesto en contacto con algunos clientes, nos ha explicado cómo se mueven, cómo se hace lo que ocurre en la realidad de Marbella. Gracias a esta entrada de Nacho, de Ricardo y de Arturo, tuvimos acceso a informantes muy valiosos.
¿Qué os gustó de Hugo Silva? ¿Qué visteis en él para darle este papel protagonista?
Dani: Cuando tú leías el guion y leías cómo era César no te caía muy bien. Te generaba cierto rechazo. Teníamos claro que lo que queríamos no era un tío que tuviese ya de por sí algo que tú rechazaras, que fuese demasiado sobrado o demasiado desagradable. Hugo es un tío que ya cae bien, es guapete, es simpático. Le vi haciendo la prueba y vi a César. Alguien que consigue cosas, que es un poco embaucador, pero que tiene algo positivo. Hugo le da al personaje cierta calidez. También es verdad que la relación personal que tiene con su hijastra le hace redimirse de muchas de las cosas desagradables que hace. Es un cabroncete, pero es nuestro cabroncete
¿Por qué contarlo desde el punto de vista de un abogado?
Alberto: Después de La Unidad, Dani y yo nos movemos de manera virgen. Es decir, cuando vamos a documentarnos ya no intentamos preparar una historia y encajar la información en la historia que ya tenemos en la mente, sino que vamos con la mente abierta. A los dos nos impactaron mucho los abogados que defienden a esta gente porque son el nexo entre todo. Otro personaje que nos impactó muchísimo fue conocer a un mediador, que son aquellas personas que se dedican a poner paz, reciben dinero de todo el mundo y ponen la paz entre las distintas organizaciones. Nos pareció súper interesante. Dudamos si queríamos contar la historia del abogado o del mediador, pero, por esa capacidad de poder acceder a todos y de que alguien nos explicara de manera cercana lo que ocurre en Marbella, optamos por contar esta historia desde el punto de vista de un abogado.
Hay un abogado en el artículo de El país en el que os habéis basado, pero ya decís que el vuestro no está basado en él, ¿no?
Alberto: Nuestro abogado en la serie es un abogado que se convierte en gángster. Los abogados con quienes hablamos son abogados que, por lo que sabemos, no cruzan la línea. El personaje que está en la serie es un personaje de ficción, que bebe del feedback de abogados reales. Estos abogados nos asesoraron mucho sobre la manera de relacionarse con los malos, pero es ficción. Lo más parecido que tiene a un abogado real es cómo se relaciona con los clientes, el estilo de vida marbellí.
Nos contaron la manera de pasar al lado oscuro, es decir, cómo puede pasar un policía, cómo puede pasar un político, o cómo puede pasar cualquiera que tenga una profesión que pueda estar vinculada a esta gente, es decir, que la línea está ahí.
La serie es explícita, no oculta en ningún momento que esta gente no tiene ningún tipo de escrúpulos y que la violencia está ahí, ¿creéis que os habéis quedado cortos, que es mucho peor lo que pasa en la vida real?
Dani: Decidimos rebajar la violencia explícita que hay. Es verdad que no es una violencia que de momento preocupe a la sociedad civil. Ahora es una violencia circunscrita a los ajustes de cuentas entre bandas. El concepto es ‘se matan entre ellos, pero no me roban el bolso en la calle, entonces no me preocupo’. Pero sí hay una violencia bastante fuerte entre ellos. Por ejemplo: salas de torturas en los containers de los barcos, se cortan dedos, hay ajustes… En la serie hay un momento -no quiero hacer spoiler-, donde pasa una cosa en el puerto con un señor que le dejan de una manera un poco violenta, pues esto es real y estas situaciones se repiten. Entonces, de alguna manera hemos rebajado este nivel de violencia y de violencia explícita. Y lo que creemos que va a ocurrir es que poco a poco la violencia que se mantiene entre ellos puede llegar a la calle y esto puede ser algo preocupante.
Esto no es Tijuana, pero aparece un coche ardiendo, un local ardiendo, hay palos entre ellos, aparece uno flotando cada poco… Pero eso no interfiere en el devenir diario de la ciudad. Hace un tiempo hubo un tiroteo en un local que estaba cerrado, pero era para avisarse entre ellos. Lo que aumentó mucho, según lo que nos decía la gente de allí, son las peleas a nivel de ocio. Las peleas en los locales nocturnos, las borracheras y todo eso, que puede haber gente de este tipo implicada ahí y que eso genera más problemas.