En octubre de 2001, los estadounidenses pensaron mucho en Superman y la humanidad de los héroes que habían creado durante décadas. En los cómics, muchos de ellos tuvieron que enfrentarse a las preguntas propias tras una catástrofe: ¿Por qué no estuvisteis ahí? ¿Para qué os queremos si no nos ayudáis? ¿Realmente necesitamos un Superman? Y, al mismo tiempo, en ese clima de desconfianza de un pueblo que necesitaba, en el fondo, héroes, nació Smallville. Nadie esperaba que acabaría diez años después entre el aplauso general.
Súper, voy
A lo largo de sus 217 episodios, Smallville mostró la evolución de Clark desde un adolescente en busca de sus orígenes hasta el retorno de Lex Luthor y la llegada de Darkseid a la Tierra. Lo curioso es que tuvo incluso una temporada 11 exclusivamente en formato cómic que duró 19 números en los que dejaba de ser "la mancha" para convertirse, por primera vez frente a los ojos del público, en Superman.
La evolución emocional del personaje fue revelada no solo mediante las propias tramas en sí mismas, sino también con su vestuario. Aunque tardó en convertirse en el Superman que conocemos, la paleta de colores indicaba su progresión. Por ejemplo, en las primeras temporadas lleva mucho rojo y amarillo, y al final más azul, los colores primarios y representativos del héroe de Krypton. Por eso, cuando se aleja de Superman por un motivo u otro, su ropa cambia a otros colores.
Es el caso del final de la temporada 2, cuando la kriptonita roja le ha quitado su moralidad y viste de negro, pero este color no siempre se asocia con la villanía: en las últimas temporadas es el color de La Mancha, representando a partir de entonces, y con variaciones (gris, blanco) su adhesión con el héroe. Al fin y al cabo, si los de Superman son los colores primarios, el negro es la ausencia de ellos (representando la herencia de Krypton) y el blanco todos al mismo tiempo (su conciencia humana). Esto no significa que cuando viste de blanco y negro esté en momentos vitales antagónicos, pero sí es una manera de ver el estado mental en el que está en ese momento. Sutil, pero apreciable a cualquier ojo que mire arriba, arriba, en el cielo.