Las tensiones entre el Consejo Negro y el Consejo Verde no han dejado de elevarse desde que el primer 'spin-off' de Juego de Tronos regresó a Max el pasado 17 de junio, pero el capítulo 3 de la segunda temporada de La Casa del Dragón ha terminado de cimentar un conflicto que está a punto de hacer tambalearse los cimientos del poder que la Casa Targaryen ha tenido en Poniente durante siglos.
Bajo el título 'El molino ardiente' (2x03), que ya está disponible para los suscriptores de Max, el episodio muestra a los dos bandos enfrentados buscando lealtades. Pero mientras Criston Cole (Fabian Frankel) trata de hacerse valer en su recién estrenado papel de Mano del Rey, Aegon II es una montaña rusa. Un polvorín a punto de explotar que necesita por todos los medios demostrar su valía y sentir que la gente confía en su condición de Rey pero que, al mismo tiempo, sigue manteniendo una actitud poco honorable. Por su parte, Daemon (Matt Smith) hace una visita a Harrenhal con el mismo objetivo que se acaba convirtiendo en una experiencia perturbadora.
Sin embargo, el momento más destacado del episodio ocurre en la recta final, cuando Rhaenyra (Emma D'Arcy) se las apaña para llegar hasta la que fuera su mejor amiga, Alicent Hightower (Olivia Cooke), en un último intento por parar la guerra.
El final de 'El molino ardiente' (2x03)
En una conversación entre susurros en la que la tensión se puede cortar con un cuchillo, Rhaenyra trata de conseguir la verdad por parte de Alicent y descubrir todo lo que necesita saber: ¿Es verdad que su padre en su lecho de muerte, expresó su último deseo de que Aegon fuese su heredero y no ella como siempre había mantenido? Alicent está convencida de lo que oyó. Sin embargo, al mencionar Alicent la historia del "príncipe que fue prometido", su ex amiga se da cuenta de que todo fue un malentendido: Viserys le habló a Alicent de la profecía de canción de hielo y fuego y, cuando mencionó el nombre de Aegon se refería a Aegon, el Conquistador y no a su hijo Aegon.
Sin embargo, Alicent le asegura que "no hay ningún error" y que ya es "demasiado tarde" para admitirlo. Así, Rhaenyra puede tener la paz mental de que su padre no renegó de ella, pero, al mismo tiempo, no puede evitar la guerra si Alicent no reconoce su error.
En una entrevista con ScreenRant, Geeta Vasant Patel, directora del último episodio de La Casa del Dragón, ha explorado más a fondo el significado de esta conversación final, que supone el empujón definitivo a una guerra para la que ya no hay vuelta atrás: ya no es la mala suerte de un malentendido llevando a Poniente a la peor guerra que hayan visto, sino una cuestión de ego.
En cualquier caso, el foco principal de la conversación, a ojos de Patel, es Rhaenyra tratando de comprender las acciones de su padre: "Cuando las dos mujeres se reunieron al final de este episodio, pensamos: 'Espera un momento, no se trata de detener la guerra'. Se trata de estas dos mujeres y su relación. Se trata de la relación de Rhaenyra con su padre. [...] La otra cosa de la que nos dimos cuenta fue que, nuevamente, Rhaenyra no está ahí para hacer un trato".
¿Por qué está ella realmente ahí? En mi opinión, y esto es de lo que hablamos Emma [D'Arcy] y yo, ella está allí porque su padre le dijo: 'Te amo y te elijo'. Él no la había elegido antes; nadie había elegido a Rhaenyra. Ese fue un gran momento para ella, y ahora todo lo que pasó está desechado porque aparentemente él dijo: 'No, no, lo retiro'
"Rhaenyra estaba allí para preguntar: '¿Me amaba mi padre? ¿Me mintió? Y de eso se trata ese momento", señala Patel en la entrevista.
Según la directora, la escena nos deja una cosa clara: No habrá concesiones por ninguno de los dos bandos. "Te das cuenta de que va a haber una guerra porque ninguno de los dos está dispuesto a ceder. Creo que hay algo realmente profundo que está sucediendo con Rhaenyra, porque ella es alguien que en el pasado se ha comprometido. Pero en este momento, creo (y este soy yo como fan) que hay un ego creciendo en ella", señala. Y lo mismo ocurre con Alicent: "Alicent está dando vueltas por todo lo que acaba de escuchar, pero su ego le impide decir: 'Está bien, tienes razón. Me equivoco'. En cambio, ella simplemente dice: 'No, me mantendré firme', por lo que Rhaenyra se anima a presionar el botón".